La puesta en marcha de programas de financiamiento de proyectos culturales enfocados en el sector artesanal, ha contribuido a la producción de millones de piezas artesanales dominicanas, reconocidas con el sello de calidad Marca País alrededor del mundo.
Los citados programas se han convertido, a través de los años, en una propuesta laboral única en materia de generación de empleo, así como una fuente generadora de divisas que ha favorecido de manera significativa al desarrollo de la economía nacional.
Estas consideraciones están contenidas en el Plan Estratégico para el Desarrollo de la Artesanía, correspondiente al período 2015-2018, diseñado por el Ministerio de Cultura, a través del Centro Nacional de Artesanía (Cenadarte).
El informe revela, en primer orden, la existencia más de diez mil artesanos de oficio en el proceso de producción artesanal, generando alrededor de 32 mil manos de obra y la participación de intermediarios en la actividad.
El informe realizado en base a un riguroso programa de estudio continuo, también agrega que más de 40 mil familias reciben ingresos básicos directa o indirectamente, gracias a este oficio.
En relación al tema, Valentín Guerrero, director de Cenadarte, destacó que esos resultados positivos obedecen a los aportes millonarios que los artesanos y artesanas reciben de instituciones gubernamentales, entre las que citó, en primer plano, el Ministerio de Cultura, a través de la puesta en marcha de la primera y segunda convocatoria de proyectos culturales.
Entre los beneficiarios del sector artesanal, además de los artesanos, también se incluyen gerentes y encargados de proyectos culturales, técnicos, mineros, especialistas, ayudantes, comerciantes y profesores, entre otros sectores.
Guerrero definió la producción artesanal como una actividad que concentra la producción de una selección de materias primas naturales, que luego de transformadas en productos finales, dejan como resultado un significativo aporte a la economía.
Guerrero también citó, como resultado, la confección de la tradicional muñeca de trapo, así como una extensa selección de piezas basadas en cerámica, careta de carnaval, trabajos de orfebrería, pinturas, y artículos elaborados en cuero, madera, textiles y fibras, entre otros elementos originarios de las provincias del país.
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