22/11/2024
Opinión

Al zafacón de la historia

La transparencia es una categoría que tiene cada vez más peso en las relaciones corporativas, comerciales, económicas, políticas y sociales, por cuanto constituye la práctica por excelencia para la prevención, solución de crisis, control de daños de reputación y la  afirmación de la credibilidad.

Las marcas inteligentes establecidas con visión de largo plazo son entes dialogantes con los consumidores, oferentes de informaciones y orientaciones precisas sobre sus componentes y valores que las hacen dignas de confianza para formar parte de nuestras vidas.

Admiramos a las empresas honestas que se esfuerzan por ser los mejores lugares para trabajar, donde existen en términos concretos la cohesión y la lealtad de sus colaboradores por encima del paquete de compensaciones, pues es preferible la felicidad laboral, que es parte esencial del bienestar y la salud física, a una manzana envenenada envuelta en portentosos bonos o dividendos.

Todo eso tiene que ver con relaciones transparentes que contribuyen con el fortalecimiento de los activos intangibles, los más valiosos de las organizaciones y los más difíciles de recuperar cuando colapsan.

En el mundo corporativo es creciente el convencimiento de que la sostenibilidad de los negocios está sujeta a la preservación de la confianza de parte del mercado, que se sustenta en las mejores prácticas, el respeto a la ley y la responsabilidad social.

En la medida en que la conciencia de los consumidores se fortalezca en ese sentido, mayores serán los niveles de rechazo y hasta de boicot a bienes y servicios de empresas irresponsables, enemigas de la transparencia y amigas de la astucia y la opacidad.

En la esfera política, que crea las normas y las reglas del juego para toda la sociedad, es evidente el rezago respecto a la transparencia, aunque es donde más se pronuncia y se escribe esta palabra.

Creo que, a pesar de los fuertes y arraigados tentáculos del clientelismo, hay un despertar ciudadano que comenzará a pasar facturas dolorosas y a convertirse en la gran pesadilla de  los políticos endiosados, ególatras y corruptos, que podrían ser intocables por un segmento de la justicia tan putrefacto como ellos, pero que no escaparán de la condena social ni del zafacón de la historia.

Artículo escrito por Víctor Bautista

Máster en Dirección de Comunicación OBS/Universidad de Barcelona. Proyect manager del plan de comunicación de crisis de la Asociación de Bancos de la RD a raíz de la caída de tres bancos en 2003. Director de comunicación de la ABA. Editor económico, jefe de redacción, director de medios impresos, de TV e internet. Diplomado en economía por Empírica y Universidad Católica Santo Domingo. Productor del segmento Contante & Sonante (economía y finanzas) en el programa Cuentas Claras.

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