El operativo «Navidad con garantía de paz 2.0», lanzado por el presidente Luis Abinader este miércoles, representa uno de los despliegues de seguridad más amplios de los últimos años: cerca de 28 mil agentes entre Policía Nacional y Fuerzas Armadas recorrerán el país para asegurar unas festividades tranquilas.
La iniciativa, que se extenderá hasta el 10 de enero, llega acompañada de un discurso firme sobre disciplina, respeto a los derechos humanos y una Policía en proceso de modernización. También se sostiene en datos alentadores: una tasa de 9.58 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2024 y una reducción acumulada del 32 % en tres años.
Estos avances no son menores. Como subrayó la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, responden a un cambio estratégico que privilegia la prevención, la inteligencia territorial y la capacidad operativa ampliada. La Policía, más que antes, se despliega mejor equipada, con agentes más formados y con mecanismos de control más claros. Además, el Gobierno ha mantenido un ritmo de seguimiento inusual: más de 100 reuniones semanales sobre seguridad ciudadana encabezadas por el propio presidente.
Pero si bien el esfuerzo es notable y necesario en estas fechas, cuando el consumo, la movilidad y la convivencia se intensifican, el país debe asumir una verdad elemental: la seguridad ciudadana no puede ser estacional. No basta con reforzar las calles en diciembre; la tranquilidad debe sostenerse en febrero, abril y agosto con la misma determinación. La delincuencia no toma vacaciones y la ciudadanía tampoco debería sentir que la protección se activa solo cuando llega la Navidad.

Por eso, el reto para 2026 y más allá será consolidar esta estrategia como política de Estado permanente. Que el uso de mapas de calor, los patrullajes integrados, la profesionalización policial y la cooperación entre instituciones no se vean únicamente como herramientas para «operativos especiales», sino como la base cotidiana de un país que aspira a convivir sin miedo.
La ministra Raful recordó que «la paz no se decreta» y tiene razón. Se construye día a día: desde el agente que patrulla con rigor y respeto, hasta el ciudadano que cumple normas básicas de convivencia. Este operativo puede garantizar un diciembre más seguro.
Pero lo verdaderamente trascendente será lograr que la sensación de orden y protección no termine el 10 de enero. Solo entonces la República Dominicana podrá afirmar, con justicia, que la seguridad dejó de ser un esfuerzo extraordinario para convertirse en una garantía permanente.





Comentarios