19/10/2025
Crónica Política

Una política exterior de genuflexión

En diciembre, la República Dominicana será sede de una cumbre de presidentes y jefes de gobierno de las Américas. La administración Abinader-PRM espera, con entusiasmo, la presencia del expresidente estadounidense Donald J. Trump, lo que para muchos sería el punto culminante de su política exterior de complacencia hacia Washington.

La reciente juramentación de la nueva embajadora de los Estados Unidos —una experimentada funcionaria del aparato de inteligencia norteamericano— parece confirmar que la visita de Trump a Santo Domingo no es una simple especulación diplomática.

Hoy más que nunca recuerdo las grandes luchas del movimiento obrero dominicano, la firme oposición de la época y el coraje de los viejos partidos de izquierda. También rememoro los días de mi vieja Universidad Autónoma, cuando la juventud universitaria defendía con pasión la autodeterminación de los pueblos y la dignidad nacional.

En aquella llamada «década perdida», una decisión como la que hoy adopta el presidente Luis Abinader —impedir la participación de Cuba, Nicaragua y Venezuela en la cita continental por no estar de acuerdo con sus regímenes— habría sido calificada como un acto de sumisión vergonzosa. Entonces, las calles habrían ardido de protestas. Hoy, en cambio, reina un silencio cómplice.

En solidaridad con los países excluidos, los gobiernos de México y Colombia ya han anunciado que no asistirán a la cumbre, restándole brillo y legitimidad al encuentro de diciembre.

Recuerdo que Leonel Fernández —que no es precisamente un hombre de izquierda— invitó oficialmente al Comandante Fidel Castro a visitar nuestro país. Y no pasó nada. Ni el cielo se cayó ni la nación perdió su soberanía.

Un viejo militante de izquierda, hoy convertido en próspero empresario del tabaco y del buen vino, me dijo recientemente: «En diplomacia se hace lo que conviene». Tal vez tenga razón. Pero conviene preguntarse: ¿a quién le conviene esta política exterior de genuflexión?

Porque no olvidemos que cuando la tiranía de Trujillo perseguía y asesinaba a los dominicanos, fue en Cuba, en Colombia, en Venezuela, en México y en Nicaragua donde encontraron refugio miles de compatriotas. La memoria histórica no puede rendirse ante los intereses de coyuntura.

Comentarios