09/10/2025
Crónica Política

Peña Guaba, Manuel Estrella y los nuevos vientos del 2028

La reciente ratificación de José Francisco Peña Guaba de que su Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) volverá a respaldar la candidatura presidencial de Leonel Fernández en 2028 marca un punto de reafirmación en el tablero político dominicano. Peña Guaba, heredero de una tradición política de firmeza y alianzas tácticas, ha comprendido que el liderazgo de Fernández sigue siendo el eje más articulado de la oposición, pese a los reacomodos partidarios y las estrategias mediáticas del oficialismo.

En este contexto, la presencia del ingeniero Manuel Estrella, uno de los empresarios más influyentes de Santiago y figura clave del Grupo Estrella, durante la reciente gira de septiembre de Fernández por Estados Unidos, no pasó inadvertida. Su aparición en algunos de los actos del líder de la Fuerza del Pueblo despertó lecturas diversas, tanto políticas como económicas. En el lenguaje silencioso del poder, la cercanía de grandes empresarios suele ser un indicador de confianza o de cálculo estratégico.

El Grupo Estrella, con presencia nacional e internacional en el sector construcción, energía e infraestructura, es una de las corporaciones más sólidas del país. La sola mención del nombre de Manuel Estrella evoca poder económico y capacidad de articulación territorial, sobre todo en la región del Cibao. Su presencia en el entorno de Fernández podría interpretarse como una señal de apertura empresarial hacia un posible escenario de alternancia política, o al menos como una observación atenta de los movimientos del líder opositor.

Por otro lado, el panorama político de cara al 2028 continúa mostrando una tendencia estable en los sondeos públicos y mediáticos. De hecho, Fernández no ha perdido un solo ejercicio de medición del nuevo segmento «Sondeo electoral 2028», transmitido cada día por VTV32, lo cual confirma su fortaleza simbólica y la vigencia de su discurso en sectores importantes de la población. Sin embargo, la popularidad mediática y el liderazgo político no siempre garantizan victoria electoral.

El PRM sigue siendo una maquinaria estatal con control del presupuesto, influencia institucional y capacidad para tejer lealtades coyunturales. Mientras la economía mantenga un ritmo aceptable y los programas sociales lleguen a los bolsillos populares, el oficialismo conserva una ventaja estructural difícil de revertir.

Por ello, el desafío de la oposición no se limita a la figura de Leonel Fernández ni a las simpatías empresariales que pueda despertar, sino a la construcción de un bloque opositor sólido, unificado y plural. Sin cohesión política, sin una narrativa compartida y sin vocación de poder, será casi imposible desalojar al PRM de la administración del Estado.

El 2028 parece lejano, pero la estrategia ya se define ahora. Entre alianzas discretas y señales públicas, la política dominicana vuelve a entrar en su ciclo más interesante: el del cálculo y la anticipación.

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