La historia pasa a ocupar un lugar prominente en el argumento de Cuando gemía la Patria, la nueva novela de la escritora y periodista, Premio Nacional de Periodismo (2019), Emilia Pereyra, expresidenta de la Unión de Escritores Dominicanos (UED). La obra es el resultado de una década de lecturas y relecturas, comenta la autora en esta entrevista con La Crónica, un abordaje intenso y profundo de publicaciones de diferentes géneros que tratan el período de la dominación haitiana (1822-1844).
Pereyra, también autora de ¡Oh, Dios! (2016), El faldón de la pólvora (2015), El grito del tambor (2012) Cóctel con frenesí (2003) y Cenizas del querer, finalista del Premio Planeta en el 1998, entiende que este período en que se ambienta su nueva novela es «fundamental para entender incluso nuestro presente» porque «no había sido objeto de atención por parte de nuestros narradores». Cuando gemía la Patría se puso en circulación ayer miércoles en un acto que se llevó a cabo en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.
¿Qué te impulsó a sumergirte en el complejo y poco explorado, en el campo novelístico, período de la dominación haitiana y la lucha por la independencia dominicana como eje central de su nueva novela, Cuando gemía la Patria?
Desde hace unos diez años he estado leyendo y estudiando el período por diversos motivos. Mientras hacía la especialización en Investigación Histórica e Historia del Caribe me hice consciente de que tan importante etapa de la historia dominicana no ha sido objeto de la debida la atención de parte de la generación de escritores de nuestra época.
A mediados del siglo pasado, Max Henríquez Ureña publicó unas historias noveladas en Episodios dominicanosy muchos años después Manuel Salvador Gautier dio a la luz en el 2010, Dimensionando a Dios, una novela sobre la estancia de Juan Pablo Duarte en España. Pero desde entonces ese período, tan fundamental para entender incluso nuestro presente, no había sido objeto de atención por parte de nuestros narradores.

Reflexionando al respecto, me sentí convocada por el tema y me dije que había llegado el momento de emprender la tarea, ciertamente desafiante.
En términos de documentación, ¿cómo fue el proceso investigativo que dio sustento histórico a esta obra? ¿Qué fuentes o testimonios resultaron esenciales para construir el universo narrativo?
Ha sido un largo y paciente proceso de lecturas y relecturas que me ha tomado muchos años. La bibliografía consultada es muy extensa. He tenido que recurrir a los textos de José Gabriel García, padre de la historia dominicana, a César Nicolás Penson, a Frank Moya Pons, autor de uno de los libros más conocidos del período, a Orlando Inoa, a Rufino Martínez, a varios historiadores haitianos y de otras nacionalidades. También he revisado sentencias y documentos. Han sido innumerables las fuentes. He tenido que contrastar muchos datos.
La novela fue declarada Proyecto Cultural de Interés Nacional, ¿qué significado tiene para ti este respaldo institucional y cómo influyó en su desarrollo creativo?
Fue muy importante, porque, aunque era un proyecto que yo venía impulsando desde hace años, el respaldo de la Dirección de Mecenazgo me dio la certeza de que la novela finalmente sería publicada, como ha ocurrido. Creo que es significativo que los escritores y escritoras dominicanos puedan contar con ese tipo de apoyos, que se concede sin menoscabo de la libertad creativa y temática que debe prevalecer a la hora de crear.
Abordar desde la ficción un capítulo tan determinante y, a la vez, sensible de la historia nacional conlleva ciertos desafíos, ¿cómo manejaste el equilibrio entre la fidelidad histórica y la libertad narrativa?
Desde el principio tuve claro que manejaría una temática sumamente compleja, por todas las implicaciones históricas y hasta políticas derivadas del acercamiento a un tópico que atañe a dos países que han tenido un pasado conflictivo y que aún manejan situaciones y problemas que influyen en uno y otro lado.

Mi apuesta en esta novela ha sido ser lo más fiel posible a los hechos comprobados. Por supuesto, se trata de una obra de ficción, y esto permite que entre en juego la creatividad para articular estructuras y relatos que conciten la atención del lector. Además, el marco epocal y los vacíos que ha dejado la historiografía permite que se recurra a la imaginación para enriquecer la narración, en la que prevalecen el drama y los conflictos.
El título, Cuando gemía la Patria, evoca un dolor colectivo, ¿qué simbolismo encierra y cómo dialoga con la atmósfera del texto y el sentir nacional de la época?
Esa siempre fue una pregunta que me hice muchas veces: ¿Como vivía y qué sentía la población criolla de la época? Uno de mis objetivos a la hora de escribir esta novela fue reconstruir el ambiente prevaleciente en Santo Domingo durante esos largos 22 años de la dominación haitiana y transmitir sentires y padecimientos de esa pequeña población que tuvo que experimentar un sometimiento que terminó pesando demasiado y por lo cual se liberó.
¿Cómo ha trabajado la construcción de los personajes en esta novela? ¿Podemos hablar de figuras inspiradas en protagonistas reales del período, o ha optado por una creación más simbólica?
La novela está poblada de personajes que realmente existieron, con nombres y apellidos. Ahí actúan los héroes independentistas reconocidos y sus antagonistas también identificados. Naturalmente, en la gran galería de personajes de la obra vamos a encontrar algunos de la ficción que perfectamente pudieron existir.
¿Qué mirada desea aportar al debate histórico y cultural dominicano a través de esta novela? ¿Hay una intención de cuestionar, reinterpretar o reivindicar ciertos aspectos del pasado?
Me gustaría que la novela contribuya a abrir un espacio para que ese período pueda ser evaluado, sin manipulaciones. Que ponderemos las actuaciones de los héroes y antihéroes de entonces. Espero que la novela ayude a que no olvidemos esas historias ni las lecciones del pasado.
Especialmente deseo que la obra sea leída por las nuevas generaciones, para que se conozcan la historia del país y sus luchas.
¿Qué retos enfrentó al abordar un período tan complejo y sensible de la historia dominicana desde la ficción?
Fue un reto investigativo y creativo muy grande, sin dudas. Es la novela más compleja que he escrito, pero no me ha pesado hacerlo. He disfrutado el proceso y he aprendido mucho. Investigar nuestra historia estimula mucho mi imaginación. He tenido que ser paciente conmigo misma y no desmayar ante los obstáculos que siempre se presentan.

Supe desde el principio que entraba en un terreno complicado, pero no me dio miedo asumirlo. Algunas personas me han preguntado que por qué me he metido en «camisa de once varas», aludiendo a la conflictividad de todo lo relacionado con las confrontaciones históricas en República Dominicana y Haití.
Sin embargo, entiendo que no hay que temerle a nada de eso. Se trata de un tema que nos compete como dominicanos y no veo razones para eludirlo porque vayan a criticar o a decir esto o lo otro. Eso siempre será un riesgo. Sentí que le debíamos a la literatura dominicana una novela que se ocupara de los 22 años de la dominación haitiana y de los primeros tiempos de la independencia.
También me parece que había llegado el momento de revalorizar a nuestros héroes, especialmente a Juan Pablo Duarte, un verdadero visionario.
Como escritora y periodista, dos oficios que requieren enfoques distintos frente a la realidad, ¿cómo se entrecruzan esas dos miradas en su labor como narradora de la historia dominicana?
Son roles diferentes, aunque ambas disciplinas apelan al uso de la palabra y lidian con acontecimientos. El periodismo busca reflejar sobre todo los hechos relevantes que ocurren en la actualidad y la investigación histórica remite a sucesos pretéritos. Sin embargo, para mí se complementan. No me generan confusiones, porque sé bien cuándo piso un terreno y cuándo estoy en el otro. En ambas disciplinas es importante confirmar datos, consultar fuentes fidedignas,
¿Se vislumbra ya una nueva obra en camino? ¿Continuará explorando otros episodios históricos a través de la novela como vehículo de memoria y reflexión?
Yo tengo otras obras inéditas que irán publicándose en los próximos años, sin prisa. En mi cabeza tengo muchas ideas para crear otras obras. También me interesa investigar sobre otras etapas que quiero reflejar en novelas históricas. Dios dirá…
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