El universo colorido, romántico y chic de Emily in Paris vuelve a encender sus reflectores. Netflix ha dado inicio al rodaje de la esperada quinta temporada y la noticia ha causado revuelo entre los fanáticos de la moda y los seguidores de la serie. Más allá de la trama ligera y los romances que han acompañado a Emily Cooper desde su llegada a la capital francesa, la verdadera magia de este proyecto siempre ha estado en su capacidad de convertir cada episodio en una pasarela internacional. Y esta nueva entrega promete llevar ese poder estilístico a un nivel aún mayor.
El rodaje comenzó oficialmente el 7 de mayo de 2025 en Roma, con Lily Collins compartiendo en redes sociales un selfie sobre una Vespa que parecía sacado de una postal. Con ese gesto, la actriz confirmó que Emily Cooper está de regreso, pero esta vez expandiendo sus aventuras más allá de París. La producción ha planeado un recorrido por tres ciudades: Roma, Venecia y, por supuesto, París, que seguirá siendo la base de la narrativa. Roma marca el inicio de la historia con la apertura de oficinas de la agencia Agence Grateau y con nuevos enredos románticos para Emily. A mediados de agosto, el rodaje se trasladará a Venecia, justo antes del famoso Festival de Cine, lo que añade un aire aún más cinematográfico a la producción. París, como era de esperar, continuará siendo el corazón de la serie y seguirá ofreciendo sus rincones bohemios y monumentales como telón de fondo para la moda más atrevida.

Más allá de las locaciones, uno de los detalles que más comentarios ha generado es el nuevo corte de pelo estilo bob que Lily Collins estrena en esta temporada. Con claras reminiscencias al estilo de Audrey Hepburn, este cambio no es meramente estético: es un recurso narrativo que refleja la madurez y sofisticación de Emily, quien poco a poco ha dejado de ser “la americana ingenua en París” para convertirse en una mujer más segura de sí misma, tanto en lo personal como en lo profesional. El peinado, con líneas limpias y modernas, se convierte en un símbolo de evolución.
La moda, por supuesto, vuelve a ser protagonista absoluta. Los primeros vistazos desde el set lo confirman: Lily Collins fue vista con outfits audaces y vibrantes, desde shorts con flecos hasta botas de flores firmadas por Max Mara, mezclas arriesgadas que son ya un sello de Emily Cooper. En otros momentos sorprendió con conjuntos de lunares blanco y negro, incluyendo un vestido de Nina Ricci, un guiño claro a la tendencia retro-chic que domina este verano. Los accesorios continúan marcando diferencia: bolsos XL, collares llamativos y zapatos statement que, sin duda, generarán imitaciones entre los fanáticos. Curiosamente, fuera de cámara Collins apuesta por un estilo mucho más relajado: sudaderas, chaquetas utilitarias y hasta el regreso del emblemático Balenciaga City Bag XXL, todo un guiño nostálgico a las tendencias de los 2000. Ese contraste entre el estilo maximalista de Emily y la sobriedad práctica de Lily es también parte del magnetismo de la serie.
El inicio del rodaje de esta temporada no solo genera expectativa por la trama, sino por lo que implica para la moda internacional. Cada ciudad aporta un universo estético distinto: París sigue siendo el templo de la elegancia romántica, Roma suma dramatismo histórico con calles majestuosas que invitan a estilismos más clásicos y sofisticados, y Venecia ofrece un marco perfecto para looks teatrales, vestidos fluidos y accesorios que juegan con la fantasía barroca. Para los fashion lovers, esto significa una nueva ola de inspiración: desde cómo combinar estampados arriesgados hasta cómo rescatar piezas retro con un aire contemporáneo. Como ha ocurrido desde la primera temporada, cada episodio será un escaparate que marcará tendencias en redes sociales y, muy probablemente, en las tiendas de fast fashion y lujo.
En cuanto al argumento, la temporada cinco seguirá a Emily dividiendo su vida entre Roma y París, expandiendo su carrera profesional mientras equilibra sus enredos amorosos. Marcello regresa como interés sentimental, mientras que Gabriel intentará reconquistarla. La trama también introduce nuevos personajes: Minnie Driver interpretará a la princesa Jane, Bryan Greenberg a Jake, y Michèle Laroque a Yvette. Cada uno aportará no solo nuevas líneas narrativas, sino también universos estilísticos propios. La ausencia de Camille (Camille Razat) y Giorgio (Rupert Everett) marca un cambio en la estética de la serie, pues sus personajes habían aportado estilos muy definidos: el chic parisino minimalista en el caso de Camille y la extravagancia sofisticada en el de Giorgio. Este vacío deja espacio para que Emily, junto con nuevos rostros, explore más contrastes de moda.
El fenómeno de Emily in Paris ha demostrado que la moda televisiva puede convertirse en motor cultural global. Los fans replican looks en TikTok, Instagram y Pinterest, y las prendas vistas en la pantalla se agotan en tiempo récord. Esta quinta temporada llega en un momento en el que el público no solo quiere entretenimiento ligero, sino inspiración para vestir con más creatividad y atrevimiento. Que el rodaje haya comenzado en ciudades emblemáticas de la moda europea solo refuerza ese carácter aspiracional: no se trata solo de ropa, sino de estilo de vida. Los escenarios, los looks y la narrativa confluyen en un mismo mensaje: la moda es un lenguaje universal que conecta culturas, épocas y emociones.
El inicio del rodaje de la temporada cinco de Emily in Paris es mucho más que una noticia televisiva: es un acontecimiento cultural para quienes aman la moda. Con un nuevo corte de pelo que marca madurez, ciudades que aportan riqueza visual y un vestuario que promete dictar tendencias, esta temporada se perfila como una de las más influyentes en términos de estilo. Mientras llega su estreno, previsto para finales de 2025 o principios de 2026, los amantes del glamour ya cuentan los días para ver a Emily Cooper recorrer las calles de Roma, París y Venecia, confirmando que, en esta serie, la moda no solo viste a los personajes: es el verdadero motor de la historia.
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