Desde siempre hemos visto a través de documentales, reportajes especializados y otros materiales audiovisuales el tema de la hambruna en ciertos países de la zona centro del continente africano. Niños en los huesos, otros de extrema delgadez y con las barriguitas hinchadas y otros, sencillamente, famélicos. Situaciones catastróficas productor de conflictos étnicos, guerras internas y enfermedades en esos países desde hace mucho tiempo. Tampoco hace falta irnos tan lejos, en nuestro propio país y naciones cercanas de un continente que arrastra muchísima pobreza, mucha gente se levanta sin saber qué desayunarán o comerán.
Nuevamente esas imágenes de niños famélicos, muriendo de inanición, de hambre atroz nos inundan a través de las redes sociales y medios tradicionales en una zona más cercana, en Oriente Medio. Allí se desató otro infierno bélico a raíz de la masacre cometida por el grupo terrorista Hamás contra la población del sur de Israel.
En esa zona, mal llamada «tierras santas», se desata desde casi dos años la locura, el hambre, miseria, masacres humanas por parte del ejército israelí en lo que ya es a todas luces, un genocidio descomunal. La sed de venganza ya perdió su norte, su esencia. Genocidio y el deseo de extinguir a los gazatíes es lo que predomina en las manos y cabeza de Benjamin Netanyahu y su cúpula.
Esa zona del planeta languidece. La población no sabe qué más hacer para poder alimentarse porque el ejército israelí retiene la ayuda que Gaza necesita, y si por casualidad, hay algún punto de entrega de alimentos, que los hay, ciudadanos haciendo la fila para poder abastecerse son acribillados a balazos. Mujeres, mayores y niños asesinados solo por querer alimentarse. Varias ONG de las pocas que aún quedan sobre el terreno dicen que el ejército judío no permite la entrada de ayuda humanitaria, aunque ellos lo niegan. Tampoco se vislumbra un alto al fuego inmediato.
Es que hoy, el hambre, la hambruna en Gaza es utilizada como un arma de guerra. No solo las metralletas, bombas y balas. Un atropello inmoral a toda la población gazatíes. Una locura indescriptible lo que se está viviendo allí en estos momentos, y desde hace casi dos años.
Y ese lugar es Gaza, donde Israel está impidiendo deliberadamente el acceso a los alimentos a la población civil en el marco de su ofensiva militar, la cual ya suma más de 60,000 muertos según las autoridades locales. El ejército hebreo no solo restringe la entrada de ayuda humanitaria en la franja, sino que, como denunciaba el lunes la oenegé israelí B’Tselem, ha «destruido sistemáticamente gran parte de la infraestructura que permite producir alimentos locales».
Así, a finales del año pasado, el 95% del ganado había sido erradicado, y según datos de abril, más del 80% de las áreas de cultivo gazatíes están dañadas. La ONU, esa organización tan cuestionada últimamente, lanzó una reciente alerta: en el enclave palestino ya se está desarrollando «el peor escenario de hambruna».
Al respecto recordemos que, Gaza no es el único lugar en conflicto del mundo azotado por el hambre. En otros países como Yemen, Sudán, Sudán del Sur o Birmania también se vive una situación crítica. Pero, como revela el último informePuntos críticos de hambrede la FAO y el Programa Mundial de Alimentos, publicado la semana pasada, el enclave palestino es el único territorio en el que el 100% de la población se encuentra en riesgo de hambruna.
En ese sentido, no aparte sus ojos de esas fotos publicadas en distintos medios y redes sociales, de niños en puros huesos. De infantes inocentes de toda esta locura de adultos. Observe, vea, decida ayudar y piense «suerte de que puedo comer tres veces al día».
La vida no es bella para millones de personas…
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