20/04/2025
Series de TV

«Adolescencia», la etapa y rebeldía escolar vuelven a cambiar de envoltura

Concluida la jornada de premios, una joyita de Netflix surgió el pasado 13 de marzo, y como pólvora ha sido comentario obligado entre los amantes del cine y público en general tras recibir cobertura de la prensa diversa. Se trata de la temporada uno de Adolescencia, creada y escrita por el guionista Jack Thorne y el polifacético actor Stephen Graham, que desde el primer instante nos atrapa; no solo por el eje central de su relato, o por la vitalidad y actualidad del asunto, sino también por su desafiante técnica, pues cada uno de sus cuatro capítulos son una sola toma de cámara, sin cortes, promediando los 53 minutos cada uno.

Aquellos planos-secuencias de varios minutos y notoria sincronización, que tanto nos impresionaron de Orson Wells (Sed de mal); Mijaíl Kalatozov (Soy Cuba); Martin Scorsese (Goodfellas), Stanley Kubrick (El resplandor); Alfonso Curaron (Hijos del hombre), Paul Thomas Anderson (Boogie nights); Quentin Tarantino (Kill Bill, Vol. 1) o Sam Mendes (1917), son cada vez más frecuentes y de mayor duración en producciones recientes, constituyendo otro gancho atractivo para el espectador y el debate.   

En cuanto a Adolescencia, el drama criminal en tono de thriller y misterio, dirigida por Philip Barantini –responsable de Boling point (Hierve, 2021)– y Acusado (2023), se plantea generando intrigas a cada minuto y dosificando la información pertinente que va revelando en su trama el nivel de bulling (acoso y rechazo) tanto digital como físico y racial en el terreno escolar y en torno a la nueva generación de jovencitos, paradójicamente bien conectados y sobreinformados; a la vez frágiles, manipulados y sobre todo vulnerables ante el significado e interpretación de un diminuto emoji o comentario expresado en redes sociales, lo cual puede generar trágicas consecuencias. 

Amari Jayden Bacchus es Adam Bascombe en «Adolescencia». (FOTO: cortesía de Ben Blackall/Netflix © 2024).

De inicio, la apacible mañana en la casa de la familia Miller, en un suburbio residencial de Yorkshire, al norte de Inglaterra, es alterada con la abrupta irrupción de un contingente policial y el arresto de Jamie (Owen Cooper), el hijo de trece años de Eddy (Stephen Graham) y Manda (Christine Tremarco), quedando atónitos ante el oficial Bascombe (Ashley Walters) al comentar que el chico es sospechoso del asesinato de Katie, una jovencita de su colegio, pero Jamie insiste en su inocencia. La vida de los Miller, incluyendo a la hija, Lisa (Amelie Pease), de 15 años, ha dado un giro dramático.

Con destreza técnica, la acción se traslada de la casa a los autos policiales rumbo a la comisaria (casa de custodia) donde la pasmosa evidencia visual empieza a ser mostrada, pero aún se nos reservan elementos. 

Stephen Graham, poseedor de una extensa filmografía, que incluye Snatch (donde coincide con Brad Pitt, coproductor de la serie en cuestión); Gangs of New York, Enemigos públicos, El topo, Boling point (Hierve), El irlandés, y otras más, interpreta con vehemencia las emociones del conmovedor giro que ha dado la familia de Eddy Miller, quien tiene como oficio la plomería.    

En el capítulo 2, la escuela es el escenario principal en otro desafío de sincronización. La policía busca pistas y el arma; allí aflora el nivel de acoso racial, psicológico y físico entre los alumnos;, la violencia que estalla por lo más mínimo, el sarcasmo de muchos chicos, incluso sobre sus profesores, al tiempo que los amigos de Jamie –sobre todo Ryan (Kaine Davis)– se muestran evasivos. 

A la izquierda, Christine Tremarco interpreta a Manda Miller, y Stephen Graham es Eddie Miller, en una escena de «Adolescencia». (FOTO: Cortesía de Netflix © 2024).

Por su parte, Adam (Amari Bacchus), hijo del oficial Bascombe y parte de la misma escuela, cita los elementos de las redes sociales que predominan en el actual estado de conducta –y lo cual ha sido parte del debate psicológico reciente–, me refiero al celibato involuntario (Incel, por sus siglas en inglés) y la llamada Regla 80/20 (aquello de que al 80 por ciento de las mujeres solo les atrae el 20 por ciento de los hombres), lo cual, supuestamente, genera un gran número de individuos rechazados e inseguros, y de estos puede brotar violencia hacia ellas. Mientras la cámara se eleva en el entorno, la versión coral de la canción Fragile,de Sting, en voz de Aaron May y David Ridley, es sobrecogedora.

En el episodio tres, siete meses después, aún en confinamiento y en espera del juicio, manifestaciones de ira, manipulación y malévola bipolaridad, se aprecian cuando Jamie recibe la visita de la psicóloga Briony Ariston (Erin Doherty) y poco a poco supera su resistencia inicial de negación sobre el asunto, para hablar de sus sentimientos complicados hacia la occisa Katie. 

Con picos de tensión y tendencia maliciosa, el chico muestra las señales de un perfil psicológico ambivalente que nos antepone ante un futuro antisocial que podría ser el centro de nefastas sorpresas venideras. Su franqueza sobre cómo se ve a sí mismo, su baja autoestima, su visión ante el rechazo y las relaciones personales, exponen un cuadro preocupante y al mismo tiempo los mejores momentos interpretativos de Owen Cooper.      

En el capítulo cuatro –el más flojo de todos por la innecesaria duración de una hora–, la canción Emotions, de Brenda Lee, subraya la ruta de Eddy Miller desde el patio hacia la cocina. Su estado de ánimo y el de su esposa Manda, luce repuesto trece meses después. Intentan celebrar el cumpleaños de Eddie con normalidad, pero una serie de sucesos perturbadores llevaran a la familia al límite. La discusión sobre cambiar de domicilio, el acoso público y una inquietante llamada de Jamie, alteran la atmosfera. 

Como intentando corregir sus fallas de comunicación con Jamie, la madre aborda con sutileza la relación amorosa de la hija, Lisa, quien le desarma sus inquietudes y luce centrada, evitando sobresaltos tras los nuevos incidentes. 

En un trazado emocional contrastante, los padres apelan al recuerdo nostálgico de sus amores en los años ochenta, y luego sobre su hijo que sin darse cuenta se les fue de las manos, prácticamente desde su propio aposento, atrapado en las redes sociales hasta altas horas de la noche. La canción Through the eyes of a child, de la vocalista Aurora, matiza la impotencia del padre en un momento de soledad y quiebre a pocos días del juicio de Jamie. Ahora nos queda esperar la segunda temporada.   

Ante el actual panorama social y tecnológico que envuelve a la nueva generación de adolescentes, podría parecer que ya lejos han quedado abordajes como el del francés Jean Vigo, con su mediometraje Cero en conducta, de 1933 (44 minutos), prohibida en su país hasta noviembre de 1945 (con las experiencias escolares de Vigo para retratar un sistema educativo burocrático y represivo en el que tienen lugar actos de rebelión surrealistas. Cuatro alumnos de un internado traman y ejecutan una revuelta contra sus profesores y sabotean una actividad de la escuela), pero no, la semilla de este filme ha germinado imperecedera y constantemente.  

La rebelión en esa etapa de edad solo cambia de contexto, matices y medios para desatarse. El filme de Vigo tendría más adelante influencia en Los 400 golpes (1959, de Francois Truffaut); lo mismo que en If…. (1968, de Linday Anderson, y esta, a su vez, será modélica para La naranja mecánica (1971, de Stanley Kubrick); o sea que esto de la rebeldía y la anarquía escolar es tan antiguo como el hambre, solo cambia la envoltura.

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