20/04/2025
Crónica Política

Cuando el merengue se detuvo: una nación de luto

La noche del 8 de abril de 2025 quedará tatuada en la memoria colectiva del pueblo dominicano. La tragedia del Jet Set no fue solo un accidente: fue un golpe profundo al corazón de nuestra cultura, una herida abierta en el alma de un país que siempre ha sabido vestir el dolor con alegría.

El colapso del techo de la emblemática discoteca en Santo Domingo se llevó consigo más de 200 vidas. Perdimos amigos, familiares, artistas, servidores públicos, jóvenes soñadores, y al ícono de nuestro merengue: Rubby Pérez. Esa noche, la música se apagó y el silencio se volvió ensordecedor.

Rubby, con su voz inconfundible, fue mucho más que un cantante. Fue un símbolo de identidad, un embajador de lo nuestro, un hombre que nunca dejó de cantar por su gente. Morir en el escenario, entregado a su arte, es un destino poético pero brutal. Y por eso mismo, más que nunca, su nombre debe vivir. Por eso, apoyar la creación de un Memorial Rubby Pérez, en honor a todas las víctimas, no es solo un gesto de homenaje: es una deuda de país.

Pero no podemos hablar solo desde el dolor. También tenemos que hablar desde la responsabilidad. Porque esta tragedia no fue producto del azar. El colapso de esa infraestructura, donde noche tras noche se reunían cientos de personas, plantea preguntas incómodas: ¿dónde estaban los controles? ¿quién supervisó? ¿quién autorizó? ¿quién se hizo de la vista gorda?

Los responsables, si los hay —y todo indica que los hay—, pueden buscar el perdón de Dios. Pero también deben enfrentar la condena de un pueblo herido, cansado de que el descuido y la impunidad cobren vidas inocentes.

Mientras tanto, el merengue y la bachata, esos ritmos que definen nuestro carácter como nación, volverán a sonar. Porque somos un pueblo que, como dice el poeta, “ríe, canta, llora”… y se levanta. Eclesiastés 3 nos recuerda que “todo tiene su tiempo: tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar”. Hoy lloramos, sí. Pero mañana, bailaremos en memoria de quienes ya no están.

El mundo entero nos acompaña en este luto. El Papa Francisco ofreció sus oraciones. Gilberto Santa Rosa pidió silencio en su escenario. Laura Pausini, Alejandro Sanz, Nicolás Maduro… todos, desde distintos rincones y miradas, expresaron su pesar. Porque lo que ocurrió en el Jet Set no fue solo una tragedia dominicana: fue una pérdida para la música, para la humanidad.

Nos queda la resiliencia. Nos queda la memoria. Nos queda la música. Que ese sea el tridente con el que sigamos adelante.

Y que, cuando volvamos a escuchar un merengue de Rubby, no solo recordemos lo que perdimos… sino también lo que aún podemos ser.

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