En reiteradas ocasiones a través de estos escritos y en mi podcast «Cuarto de ensayo», he dicho y para nadie es un secreto, que la inteligencia artificial en buenas manos podrá ayudar muchos profesionales de distintos sectores, pero usadas en las manos equivocadas, perjudica desde ya, grandemente a todos. El uso de la IA es el centro de debates de todo tipo y las grandes potencias pugnan para que su tecnología destaque y sea la de mayor demanda. A veces olvidan, que los chinos están ahí con DeepSeek, su propia inteligencia artificial más económica y demandada. Entre una cosa y otra con relación a fascinante tema tecnológico urge para muchos una regulación en el uso de la IA. Para otros, ni pensar en eso.
Es precisamente lo que está ocurriendo en Europa, a propósito de la primera visita al extranjero como vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance. La presidente de la Unión Europa, Ursula Von del Leyen, dijo en la cumbre de IA que «Europa no llega tarde a la inteligencia artificial y que hay planes de invertir más de 200,000 millones de euros en una iniciativa sin precedentes de cooperación público-privado, la Champions Initiative, que agrupa a más de sesenta empresas.
De los 200,000 millones de euros, 150,000 serán aportados por empresas e inversores. La UE añadirá otros 50,000 millones a ese esfuerzo gigantesco por competir con Estados Unidos, China y otros actores.
Y ahí interviene el vicepresidente J.D. Vance, intervino antes de Ursula en dicha cumbre y reclamó con vehemencia y un punto de enfado, el liderazgo mundial en su país en el desarrollo de la IA, al tiempo que advertencia de que una «excesiva regulación matará una industria transformadora». El número dos en el gobierno norteamericano abandonó la cumbre luego de su participación y aseguró que el objetivo es «asegurar que la IA estadounidense es el patrón oro a nivel mundial» de esta tecnología a nivel global, aunque la primera potencia está dispuesta también a colaborar con otros países. Comparó, así mismo, lo que está sucediendo con la máquina de vapor.
Por parte J.D. Vance también recalcó que «la libertad de expresión será asimismo una prioridad de EEUU y esta administración garantizará que los sistemas de IA desarrollados en Estados Unidos están libres de prejuicios ideológicos».
Así las cosas y hablando de IA, en estos días reciente el hombre más rico del mundo y un personaje que se siente reforzado bajo el gobierno de Donald Trump, el díscolo Elon Musk, lanzó una OPA hostil para comprar la empresa OpenAI por 97,000 millones a lo que el director ejecutivo de la start up de inteligencia artificial, Sam Altman respondió a Musk: compraremos Twitter por 9,740 millones de dólares si quieres». Es decir, un no rotundo y luego el dueño de Tesla respondió en tono de enfado: estafador.
Este pleito se remonta al año 2015 cuando Altam, Musk y otros inversionistas y expertos en inteligencia artificial fundaron Open IA como una organización sin ánimo de lucro cuya misión era crear una inteligencia artificial general (AIG) que beneficie a toda la humanidad. En los siguientes años ocurrieron asuntos internos en la empresa que sus protagonistas han ido desvelando poco a poco y que dieron al traste con el abandono de Musk de la junta directiva de la empresa. Y llegaron más y más problemas entre estos dos emprendedores hombres del mundo tecnológico.
Entre tanto y como han leído, la guerra entre las grandes potencias, Europa y China está centrada en la IA. De esto se hablará ayer, hoy, y en el futuro. Una herramienta poderosa que debe regularse.
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