Pasado el alboroto navideño para muchos, el sosiego y la calma para otros, recomenzamos con bríos o por lo menos eso tratamos, doce meses de un año que se vislumbra complejo y retador debido a un sinnúmero de razones de orden socio-políticos por los que atraviesa cada país y por los acontecimientos que desde hace un tiempo marcan la ruta de los temas en cuestiones internacionales, como los conflictos bélicos, la crisis climática, inmigración y la perenne pobreza en ciertas latitudes del globo.
Todo esto bajo el acecho de un nuevo gobierno norteamericano que iniciará el próximo 20 de enero con la batuta de Donald Trump. Un hombre muy cuestionado, con asuntos judiciales «pendientes» y poco tacto político amparado en sus colaboradores y su amistad con el hombre más rico del mundo, Elun Musk, que formará parte del nuevo gobierno y traerá muchos titulares.
Mientras todo esto se espera, en otra parte del mundo los muertos continúan contándose por miles y miles. Y no solo me refiero a Gaza y Ucrania con dos guerras terribles y sin visos de finalización, sino también otros conflictos y hambruna garrafal de la que poco se habla en grandes titulares de medios pero que está ahí, Sudán del Sur, Congo, Yemen y otros. Sumado a una Siria que trata de levantarse de las ruinas con lo que tiene luego de trece años de guerra y un éxodo que está renuente a regresar.
En el patio, continuamos con los mismos sempiternos temas por resolver, en adición al caos vehicular y de semáforos que tuvimos recientemente. Nuestro país, la ciudad de Santo Domingo ha crecido, somos 11 millones y creciendo, en su mayoría con un carro por persona y un servicio de transporte público aún deficiente y en la que se deben implementar una línea de metro que atraviese la zona céntrica de la ciudad.
No solo hemos crecido en población sino también en una ciudad hacia arriba sin ningún plan urbanístico formal. Aquí construye cualquiera con dos pesos y sin planificación de ningún tipo. No hay regulaciones, no hay vigilancia.
Políticamente, cerramos el año 2024 cuando un aliciente de la aprobación para que el Tribunal Constitucional modifique los artículos 156 y 157 de la Ley 20-23, Orgánica del Régimen Electoral para que se permitan candidaturas independientes a nivel electoral. Un triunfo de toda la ciudadanía y de quienes se empeñaron en que éste hito sea una realidad en el país, con sus más o sus menos.
En ese sentido, continuaremos todo este año con un gobierno que tiene su Congreso y en un sentido, su justicia. Un congreso amañado, que solo aprueba préstamos sin ton ni son, sin garantías ni resultados positivos para el país. Atiborrado de «servidores» que solo están ahí para hacer negocios, cobrar prebendas y sueldos de lujo. El presidente Abinader dijo hace varios años que se eliminaría el «barrilito» y nada ha ocurrido. Ahora es que ese barrilito está en sus buenas con aumento de esos montos que van directamente al bolsillo de esos «honorables».
Iniciamos así este año, muchos temas pendientes de resolución, cuestiones y la eterna promesa de un país que debe proveer ya los servicios básicos a todos los ciudadanos y en pleno siglo XXI, aún no lo tenemos.
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