Casi acabando este año tan retador nos enteramos a través de los medios de comunicación que el año que viene la Junta Central Electoral repartirá la friolera descomunal de RD$1,500 millones de pesos entre 33 partidos políticos. Si es que a cada uno de sus grupos se les puede llamar «partido» y no más bien un centro de negocios, en el que aquello de «por el bienestar de todos» suena más a slogan publicitario que a realidad.
Solo entre los partidos mayoritarios se alcanzará a cobrar la suma de RD$400 millones por año. De hecho, este mismo gobierno de Luis Abinader incrementó el fondo para los partidos políticos de RD$1,260.4 millones a los RD$1,500 millones de pesos asignados en su propuesta de presupuesto para el año que viene.
De ese modo, la Junta Central Electoral debe dictar una resolución a principios del año próximo para hacer el cálculo, tomando en cuenta el porcentaje más alto de votación que obtuvo cada partido en los niveles presidencial, senatorial y de diputados.
Casi, casi cerrando el año este tipo de noticias son realmente alarmantes. Observar cómo se festina miles de millones de pesos del erario para la simple complacencia de partidos, sin regulación, sin fiscalización y sin cuestionamientos es realmente pavoroso. Puede el gobierno escudarse de que «no tiene dinero» y necesita liquidez, pero esto es una aberración. Sumado por supuesto, a los cuestionados préstamos que desde que inicio este gobierno ha tomado a golpe de martillo desde la Cámara de Diputado y el Senado. Nadie dice esta boca es mía.
Pasamos largos años escuchando a este mismo partido de gobierno, otrora PRD, quejarse por los múltiples préstamos que hizo el PLD, pero éstos están repitiendo el mismo patrón de conducta con una sinvergüencería que ralla en la burla.
En ese sentido, ese mismo Congreso que tiene por delante a partir de enero, priorizar un paquete de proyectos entre los cuales algunos van avanzando y otros esperan su aprobación final. Por cierto, unos congresistas que se resisten a suprimir sus lujos y exoneraciones, a dejar sus negocios privados a un lado, a dejar de cobrar el robo público del «barrilito», abandonar ese tren de vida alto a costa de todos nosotros y ellos ni siquiera para escribir o leer correctamente un proyecto de ley. ¿Quién dijo que la corrupción se abandona? ¡Somos corruptos por naturaleza!
Los diputados de la oposición, dijeron que deben enfocarse a partir de enero en aprobar las leyes que ordena la Constitución, renovar la Cámara de Cuentas y detener el «endeudamiento», tanto como lo hicieron ellos cuando fueron mayoría. Cinismo. Hay temas prioritarios: reforma al código de Trabajo, que debe ser cuanto antes ya que desde el año 1992 no se toca. Aunque no se habla del tema de cesantía en esa reforma, esta retribución ha sido el asunto (como siempre) más debatido por los empresarios que impulsa una nueva forma de ser pagada.
Otro proyecto importante es la pieza que modificaría la Ley del Consejo Nacional de la Magistratura, que establece un nuevo método para escoger el procurador y que integraría al presidente del Tribunal Constitucional como miembro del equipo ganador.
Casi finalizamos y damos inicio al nuevo año con temas verdaderamente importantes en materia de gastos, política y leyes. Pero aún seguimos en la senda del dispendio del erario público que a nadie parece doler. Con tantos temas urgentes por resolver, pero es mejor, regreso al inicio del artículo, repartir millones a esos núcleos de negocios.
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