En este final de 2024, tres obras literarias de renombre, como son Pedro Páramo, Cien años de soledad y Como agua para chocolate –una colombiana y dos mejicanas– llegan a la pantalla a través de Netflix y HBO en ambiciosas adaptaciones.
Tragedia y romance, auge y caída de caudillos, personajes de poder y sumisión en trasfondos de dictaduras y guerras civiles, amores imposibles y desafiantes, estampas cotidianas cargadas de hábitos y ritos que trascienden lo gastronómico, lo social y lo religioso, en festejos y banquetes, o míseras migajas para saciar el hambre, en entornos y momentos en que la magia y la muerte misma tienen voz y se manifiestan con pasmosa naturalidad.
De todo esto y más se nutrió la novelística latinoamericana del siglo veinte; ese bum o fenómeno literario, cultural, editorial y social que se desarrolló especialmente ente 1960 y 1970, que recibió influencias de obras importantes de décadas previas, donde descollaron figuras como Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y otros, cuyas obras inevitablemente trascenderían de las páginas a las pantallas –con desiguales resultados– durante el proceso evolutivo de los medios audiovisuales.
En orden de fecha, el primer platillo que se sirve es Como agua para chocolate, que, si bien no pertenece al citado bum, refleja sus influencias. Basada en la novela homónima de 1989, de Laura Esquivel (Ciudad de México, 1950), previamente llevada con éxito al cine en 1992, por Alfonso Arau, con Lumi Cavazos y Marco Leonardi como protagonistas, y considerada como una de las mejores películas del cine mexicano; con la historia de amor truncado de Tita de la Garza y Pedro Muzquiz, quienes a pesar de confesarse su pasión durante una cena de Navidad, no podrán consumar matrimonio, ya que ella, como hija menor, debe cumplir con la tradición familiar de cuidar de su madre, hasta que esta muera, y, en cambio, a Pedro se le propone casarse con Rosaura, hermana de Tita. El joven lo acepta para así poder estar cerca de su amada.
Tita, abatida por la tristeza y adiestrada por la veterana cocinera Nacha, tendrá como mayor refugio la cocina, entre fogones, en cuya atmosfera fluyen olores y vapores de la preparación de alimentos que en ocasiones tendrán consecuencias más que nutritivas. La pareja verá su vida y la de sus seres queridos pasar, con la esperanza de que, algún día, podrán vivir su amor libremente.
La novela (situada en plena revolución mexicana, al norte de México, en Piedras Negras, Coahuila; ya también adaptada al teatro y al ballet, enmarcada en doce capítulos a modo de menú, uno para cada mes del año) procura provocar paladares mientras relata deseos y frustraciones de feminismo y realismo mágicos.
Ficha técnica
Título: Como agua para chocolate
Estreno: 3 de noviembre. HBO Max. Capítulos: 6
Dirección: Julián de Tavira (Red Queen, El colapso, Hernán, Falco) y Ana Lorena Pérez Ríos (El hotel de los secretos, Sin rastro de ti).
Guionistas: María Jaén (Hernán) y Jimena Gallardo (Ingobernable, La muchacha que limpia, Crónica de castas).
Reparto: Azul Guaita, Andrés Baida, Irene Azuela, Ana Valeria Becerril, Andrea Chaparro, Ángeles Cruz, Ari Brickman y Louis David Horné.
Música: Darío Valderrama.
Fotografía: Ximena Amman y Diego Tenorio.
Producción: Ventanarosa Productions, Salma Hayek Pinault, José Tamez y Siobhan Flynn.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo
El abordaje de las otras dos obras, Pedro Paramo (1955), del mejicano Juan Rulfo (Apulco, Jalisco, 1917 – Ciudad México, 1986, escritor, guionista y fotógrafo) y Cien años de soledad, de 1967, del colombiano Gabriel García Márquez (Aracataca, Magdalena, 1917 – Ciudad México, 2014, Nobel de Literatura 1982), nos lleva a citar algunas características del bum latinoamericano, como son: la innovación en el lenguaje, el uso de neologismos (giros y juegos de palabras), empleo del tiempo de forma no lineal, polifonía (aparición de múltiples voces en el relato), personajes más complejos, diversas formas de percibir y narrar la realidad, y elementos de literatura fantástica.
Ahora bien, hubo una influencia notoria y admitida por estos autores hispanos, proveniente de cientos de kilómetros más al norte: la del escritor William Faulkner (New Albany, Misisipi, 1897 – Byhalia, Misisipi, 1962) en quien las condiciones de su origen y entorno (incluso con un periodo en Hollywood) lo llevaron a experimentar con la imaginación artística y lograr obras de impacto perdurable que germinarían –en palabras de Vargas Llosa (Nobel 2010) y García Márquez– esa llamada categoría faulkneriana en la literatura hispana, a veces caracterizada por ser «barroca», es decir, bastante extravagante y llena de simbolismo, con su distinguida técnica narrativa de flujo de conciencia, que imitaba el desarrollo orgánico de los pensamientos con frases largas y a menudo incoherentes.
Faulkner, además, fue conocido por crear el condado ficticio de Yoknapatawpha, en su natal Misisipi, en el cual situó varias de sus obras lo cual sería reflejado más adelante como el Macondo de Gabo. «La novela faulkneriana era un enigma, que se consideraba multidimensional, audaz y rompedor para los escritores del mundo hispanohablante».
Estimulados tras leer a Faulkner, en rastros de entrevistas de ambos autores suramericanos aparecen citadas, entre otras obras de este, su cuento «Una rosa para Emily» (lectura promedio de veinticinco minutos) y la novela Mientras agonizo (con quince voces narrativas en 59 capítulos), ambas de 1930 (audiolibros ya disponibles gratis en YouTube).
En palabras de Llosa «la forma puede ser un personaje de la novela y a veces el personaje más importante». Agregando, además: «el mundo a partir del cual [Faulkner] creó su propio mundo se parece bastante a un mundo latinoamericano», donde «el prejuicio y la violencia conviven». Igualmente, Gabo comentaría reiteradamente la influencia recibida de la novela Pedro Páramo, del mexicano Juan Rulfo.
«Pedro Páramo», disponible en Netflix
Autoría del mexicano Juan Rulfo, perteneciente a la Generación del 52 y cuya reputación se asienta en dos de sus tres obras narrativas: el libro de cuentos «El Llano en llamas» (1953) y su novela cumbre, Pedro Páramo, de 1955, en donde convergen murmullos del pasado, historias de vivos que se entrelazan con muertos, una búsqueda disfrazada de condena y un pueblo fantasmagórico llamado Comala (al norte del estado mexicano de Colima).
En esencia, narra el viaje cargado de ilusiones del joven Juan Preciado, cumpliendo la última voluntad de su madre agonizante, de ir en busca de parte de la riqueza de su padre a quien no conoce. («Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. (…) Todavía antes me había dicho: —No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro»).
Pero al llegar a Comala, solo encuentra los atroces recuerdos de un pueblo sometido durante décadas por ese hombre, Pedro Páramo, quien se corrompió de poder tras la Revolución, y sobrevive condenado por su violenta cruzada y la furia que despertó en él su frustrado amor por Susana San Juan. El joven hijo comienza a preguntarse si sus habitantes podrían no estar vivos.
Combinando drama, fantasía, horror, misterio, romance y western, la película marca el debut direccional del reconocido fotógrafo mexicano Rodrigo Prieto (Ciudad de México, 1965), cuatro veces nominado al Óscar (Brokeback Mountain, Silence, The Irishman y Killers of the flower moon), e igualmente responsables de dos excesivas y ruidosas como fueron Barbie y El lobo de Wall Street.
En palabras de Rodrigo Prieto: «Casi 70 años después de su publicación, el impacto de la novela sigue resonando, marcándola como una de las piezas más significativas de la literatura mexicana. Dirigir esta adaptación cinematográfica ha sido un reto apasionante y un viaje profundamente personal que me ha llevado a explorar mis propias conexiones con los fantasmas de generaciones anteriores de mi familia, al igual que hizo Juan Preciado cuando llegó a Comala en busca de su padre, un hombre llamado Pedro Páramo».
Versiones previas del filme incluyen: La producción de televisión, de 1967, (1h/50m), del director Carlos Velo, con John Gavin, Carlos Fernández, Ignacio López Tarso, Pilar Pellicer, y guion adaptado de Carlos Fuentes, Carlos Velo y Manuel Barbachano Ponce. Otra es la de 1977, de tres horas, a cargo de José Bolaños, con Manuel Ojeda, Abelardo San Miguel, Venetia Vianello y otros. Rulfo también es el autor de la novela El gallo de oro (de 1980). En próxima entrega abordaremos Cien años de Soledad (Netflix, 11 de diciembre).
Ficha técnica
Título: Pedro Páramo (R/ 2h 1om)
Director: Rodrigo Prieto
Guion: Mateo Gil
Productores: Stacy Perskie y Rafael Ley
Música original: Gustavo Santaolalla
Elenco: Manuel García Rulfo (como Pedro Paramo), Tenoch Huerta (Juan Preciado), Dolores Heredia, Ilse Salas (Susana San Juan).
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