Mirna de la Cruz es vegana de pura cepa. Su deseo siempre fue incursionar en el modelaje y en el arte, pero el destino y los consejos de su padre la hicieron entender que no era prudente dedicar sus esfuerzos a una carrera que no le brindaba seguridad. Fue así que inició la medicina en su pueblo natal, aunque fue en Santo Domingo que culminó la carrera. Al concluir entendía que debía seguir especializándose por eso se decidió por la dermatología y la cosmiatría.
Su padre era su estímulo, siempre lo vio leer y actualizarse sobre los temas de la sociedad. Eso le inspiró para seguir formándose, pese a que debió recibir a su primera hija muy joven, sin terminar su especialización en cosmiatría, no la limitó por el contrario. Tomaba a su hija y la preparaba en su coche para juntas tomar las clases que necesitaba para culminar esta etapa.
«Al concluir la cosmiatría recuerdo que tengo una foto con mi hija en brazos y le entregué el título a ella», narró en esta entrevista con La Crónica.
Su historia de resiliencia es digna de admiración, es una mujer que vivió fuertes cambios en su vida tras la pandemia. Años antes recibió una noticia que nadie esperaba y para la que no estamos preparados.
«El cáncer nos afecta emocional, física y mentalmente. Fue un proceso largo, pero lo asumí, hice muchos cambios en mi vida, pero tenía que buscar esa energía que no tenía, para seguir adelante. Ese cáncer es más común de lo que uno piensa».
Mirna de la Cruz, dermatóloga.
Un diagnóstico señalaba que tenía cáncer de tiroides y que debían someterla a una cirugía. Sus hijos pequeños, con menos de 9 años y dos trabajos de por medio, como mujer emprendedora.
«El día exacto cuando me dieron el diagnóstico yo estaba sola, mi colega me dice vamos a leer el resultado, cuando vi su cara me di cuenta inmediatamente que tenía cáncer. Ella me dijo sabes cómo es esto, implica una cirugía, radioterapia y un sin número de tratamientos. Yo la escuchaba y pensaba que era una película, que no era yo», cuenta la doctora en este trabajo especial que busca motivar a más mujeres a recurrir a la medicina preventiva para contrarrestar los altos números de cáncer que afectan a la mujer.
Dentro de los síntomas que tenía la doctora, estaba «un cansancio profundo, no tenía deseos de hacer nada, no me quería levantar. A partir de ahí fue que comencé a buscar diferentes especialistas. Yo siempre tenía unos nódulos en la tiroides, pero fui a darme seguimiento, y es cuando la doctora me dice tienes unos nódulos nuevos que hay que biopsiar y es con ese resultado que me sale el cáncer».
Por su mente pasaron muchas cosas, entre esas, como madre, esposa, emprendedora, en fin, entre las cosas que pensé fue en lacirugía, en que tenía que dejar de trabajar, ausentarme de mi familia, separarme de mis hijos, «porque hay que darme una radioterapia que me aislaban por una semana. Yo pensaba también y cómo voy a quedar bien, porque la doctora me dijo que había riesgos entre quedar sin voz o afónica», todo eso pasó por su mente al recibir la noticia y agrega que «cuando yo salí del consultorio fue que comencé a entender todo lo que implicaba este diagnóstico».
Y aunque hay cosas para las que un ser humano no está preparado, Mirna, la joven mujer y optimista pasando balance de todo lo sucedido y lo que ha tenido que dejar en el camino, sostiene que «me siento satisfecha de la mujer que soy hoy. Las cosas que han pasado suceden por algo y me siento segura de lo que estoy haciendo, hay temores pero los enfrento. Cada cosa que he logrado lo he hecho por mi propio esfuerzo. He aprendido en cualquier situación que se me presente pensar que si no lo puedo resolver no es para mí. Llevo una vida en paz, es lo que más me gusta de todos mis cambios. Puedo hacer mis vacaciones, puedo estar más tiempo con mis hijos», dice segura de que un diagnóstico de cáncer no es una sentencia de muerte.
Tras la pandemia Mirna experimentó más cambios, su colega con quien echaba adelante su emprendimiento como doctoras tuvo que salir y la dejó sola, pero antes vivió un proceso de divorcio de quien fue su pareja por muchos años y por si le faltara algo, tuvo que salir de un trabajo en el que duró 9 años.
Después de la pandemia, ¿qué tanto cambió su vida? «En el proceso de la pandemia tuve que enfrentar el divorcio, una vida ya con mis hijos sola. Luego de mi operación de tiroides. Tuve que enfrentarme a todo junto, pensé que podía hacerlo, aunque no estuviera acompañada. Me organicé mucho más con mi agenda. Yo me dije que yo podía salir adelante. Luego me quedé sola en el consultorio, la compañera tuvo que salir, formalizarme como compañía, fueron muchos retos en poco tiempo. Yo decía tú Señor me estás mandando cosas muy rápidas, pero tenme paciencia, porque yo puedo, pero un paso a la vez».
Siente que en cada paso que ha dado y en cada obstáculo que ha enfrentado hay una mano que siempre ha estado ahí: «Yo siempre digo que Dios siempre me acompaña, nunca me ha dejado sola, hay algo más allá que me da la fuerza y siempre estoy positiva».
En lugar de llorar o pensar: ¿porqué a mí? Ella prefiere cantar, poner una musiquita o leer un libro y siempre piensa positivo para seguir creciendo en su profesión.
«Yo le pido a Dios que me de mucha fortaleza. Hay días que quiero quedarme en mi cama, pero ahí recuerdo que mis hijos esperan por mí. Celebramos cada día y cada logro y sé que soy su motor. Por eso yo le exhorto a las personas que nunca se rindan, que ser positivos es lo mejor. Tener una actitud positiva».
Hoy, luego de varios años de este diagnóstico sigue estando alerta junto a sus hijos sobre lo que comen y cómo cuidan de su salud, porque «si nos alimentamos bien podemos pasar cualquier proceso que venga y salir adelante».
Sus hijos María Fernanda y Wilton Wady Oleaga de la Cruz siguen siendo el soporte que la motiva a levantarse día tras día aunque tal vez en algún momento tenga que volver a superar obstáculos. Como madre está orgullosa de los hijos que el Señor le dio.
«Mi hija mayor está en la universidad, y yo soy la primera persona que la trato de motivar siempre y que ella entienda que tiene en mí una aliada siempre», dice con los ojos llenos de luz y alegría por todos los retos que han de llegar.
Une su voz para salvar vidas
A propósito de que este mes está dedicado a la prevención del cáncer, ella se une a la campaña que inició la plataforma Mujeres que Inspiran “Juntas hagamos conciencia” como un llamado de atención a todas las mujeres, de manera que hagan un alto en el camino para ir a su rutina de chequeos médicos.
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