Fanny Zuleika Guzmán Trinidad representa a tantas niñas dominicanas que viven en nuestros barrios. Su niñez la marcó, más no la definió, es hija de una modista y un chofer de carro público.
Ambos tenían claro que lo más importante era trabajar para que no faltara por lo menos lo imprescindible en su casa. Pero, desde los 7 años tuvo su visión clara y «nunca me acomodé al barrio, yo decía que eso no se podía», ella no quería ser un número más de los denominados «ni nis», jóvenes que no estudian ni trabajan.
Su sueño era ser una gran diseñadora de modas, sin embargo, el destino la llevó a otro lado, aunque dentro del arte. Una carrera que ha marcado su vida y le ha dado grandes satisfacciones.
Guzmán Trtinidad fue una de las cinco galardonadas en el Premio Mujeres que Inspiran 2024, y sin dudas que su historia está llena de resiliencia y mucho aprendizaje. Hoy comparte con La Crónica un poco de su experiencia de vida y profesional.
¿Cómo fue tu niñez en ese barrio de Villa Duarte?
Nací en la calle Los Pinos en la casa número 2 de Villa Duarte, vivíamos alquilados, mi madre modista y mi padre chofer de carro público, también alquilado, no había para él poder comprar un carro.
Comencé mis estudios en la escuela Socorro Sánchez, aunque mi maestro Nelson, fue quien me enseñó a leer debajo de una mata. Recuerdo que siempre me gustó trabajar, hacía rifas para poder ganar peso. Nunca me acomodé en el barrio, yo decía que eso no se podía. Somos siete hermanos, luego me tocó estudiar en el Liceo República de Argentina y recuerdo que teníamos que cruzar el puente de la bicicleta a pies porque no había liceos en el barrio.
¿Siempre tuviste visión de emprendedora?
Tal y como dije recuerdo que rifaba, desde los siete años, lo que hacía era cruzaba a La Sirena compraba un galón de rinse y champú y con eso hacía mi rifa y con eso algo aportaba a la casa. Y si no rifaba sabía hacer ruedo, pegaba botones o limpiaba la costura. No fue fácil, fue un poco fuerte, en una ocasión me chocó un motor, y estuve a punto de perder la vida con tan solo 9 años.
¿Porqué dices que tenías tu visión clara?
Recuerdo que siempre me visualicé en ser una persona de trascendencia de llegar y lograr mi sueño y de dar ejemplo. Mi visión siempre ha estado clara. Siempre le pedí al Señor entendimiento y sabiduría y fuerza para continuar en la vida.
¿Recuerdas una anécdota de esos momentos de escuela?
Hay algo que nunca he olvidado: el uniforme que era de mi hermana y ella estaba en la tarde y yo en la mañana, así de igual manera usábamos los mismos tenis. Me quedaban un poco grandes pero con las medias me ayudaba. Nunca tuve una mochila para estudiar, era mi anhelo, nunca tuve una lonchera, pero eso no fue motivo para yo desmayar y continuar hacia delante.
No tenía zapatos negros para ir al liceo, y una amiga, Claribel Ozuna me pasaba sus zapatos por la ventana del baño de la escuela para yo poder entrar y luego yo se los devolvía. Un día me descubrieron y pensaron que lo hacíamos por rebeldía. Me vieron un relojy me dijeron que si tenía ese reloj podían comprarme un par de zapatos negros y me expulsaron del liceo y mi madre tuvo que ir. Ellos luego hicieron un gran sacrificio y me compraron unos tenis negros y me reincorporé a las clases.
¿Siendo aún una adolescente, cómo tomabas estas situaciones?
Ciertas compañeras se burlaban de que no tenía zapatos, eso me marcó, pero de igual manera terminé mis estudios y no le hice caso a esas palabras negativas y pude graduarme de cuarto de matemáticas de bachiller.
¿Cómo pudo entrar a la universidad?
Es una buena pregunta, porqueno pude ni graduarme de bachiller, por motivos económicos. El primer problema era que no estaba reconocida por mi padre, ellos no estaban casados. Decidieron hacerlo y comencé a resolver el problema con todos mis papeles para poder inscribir y eso me costó un año fuera de las aulas.
Con una visión bastante amplia para ese momento y mi mente fresca me tiré a la calle lo que hice fue aprovechar para trabajar en la zona franca de Las Américas y recopilar un poco de dinero y ayudar a mis padres y tener un ahorro para cuando pudiera comenzar la carrera.
¿Cómo llega a la arquitectura?
Quería estudiar diseño de modas, pero no había un auge en ese momento, logré introducirme en las artes por la arquitectura. En menos de una semana se me fue todo mi ahorro. Cuando inicié, tuve que retirar varias materias, por falta de materiales y dinero, una carrera que dura 4 años me tomó 11 años. Nunca tuve un chinógrafo. Yo me tragaba muchas cosas para poder seguir adelante. Cuando veía que mis compañeros podían entregar sus trabajos y yo no porque no tenía para comprar los materiales, me ponía triste. Eso me hizo levantar y renacer en medio de un camino con piedras y salir airosa.
¿Quienes han sido las personas que te inspiraron a seguir adelante, a perseguir sus sueños, a lograr metas?
Después de Dios, mis padres y mis hermanos, mi madrina Ana Volquez, Andrea Trinidad, Ángela Salas, han sido mi inspiración y fuerza para continuar. Y a cada una de las personas que me han dado la mano para continuar. Le doy gracias a Dios por mi hija, mi esposo y toda la familia y por todos los que han creído y siguen creyendo en lo poco que puedo proyectar.
¿Cómo ha podido manejar el rol de madre y profesional?
Es un rol que valoro mucho. Me siento con mi hija, la he llevado al barrio donde nací, le he mostrado la casa de mi abuela, en la calle Los Pinos número 10 donde aún tengo familia, donde vive mi prima.
Le muestro a mi hija y le digo mira este panorama, mira de donde salimos con la frente en alto que sí se puede haciendo las cosas bien, le digo tu tienes vestuario, tenis, zapatos y las cosas que yo no tuve, tuve que pasar muchos momentos, no amargos, yo digo que dulces porque son los que me han ayudado a ser quien soy, para que ella también vea que como son las cosas.
Hay quienes entienden que del barrio solo salen cosas malas.
Mi consejo para la juventud que piensa que comprar unos tenis Jordan y unos Nike es lo mejor porque eso se usa en los barrios, como quererle explotar los ojos a los demás, deben darse cuenta que hoy hay más oportunidades y siento que la juventud se va cayendo cada día, percibo un edificio efímero, jóvenes, les digo que estudiando se puede, llegar adelante, salir adelante y emprender.
Soy de un barrio y salí de ahí ya graduada, hay que ser perseverantes y contundente con lo que uno le pida a Dios y continuar, esa juventud que se empodere y luche por sus sueños que estudiando sí se puede.
¿Cómo define la experiencia trabajar en la Junta Central Electoral?
Cuando yo logré comenzar en la JCE, gracias al magistrado Salvador Ramos, fue quien me ayudó. Siendo estudiante de arquitectura logré entrar como auxiliar, durante un año y medio, luego a informática. Tuve que batallar bastante, después que logró graduarme para que me cambiaran al área que me correspondía como arquitecta. Esta gestión, del magistrado Román Jáquez, que vio mi trayectoria es que decide nombrarse como encargada. Fue difícil pero luego de eso llega lo fácil.
¿Qué le dices a las mujeres que no se atreven a perseguir sus sueños?
A ti mujer, la de los barrios, la que labra la tierra, la maestra, modista, profesora, en fin; mi consejo es que continues, que no permitas que nadie quiera matar esa visión, ese deseo de llegar, vuelvo y reitero las cosas no llegan fáciles, hay que ser ejemplo en cada paso en cada palabra. Levántate como el águila, aunque te choquen, no permitas que nunca nadie te quiera manchar con una palabra. continúa con tu frente en alto.
Trayectoria profesional
Fanny Zuleyka Guzmán es arquitecta, con estudios primarios en la Escuela Socorro Sánchez, luego pasó por el liceo República de Argentina y los profesionales los realizó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y una maestría en diseño en la Universidad Da Coruña, España. Sus habilidades se manifiestan en el diseño de interiores, iluminación, en el manejo del trazado a mano y la geometría descriptiva. Es encargada del área de arquitectura de la dirección de infraestructura de la JCE.
En su profesión, ha realizado trabajos independientes en la elaboración de diseños como el complejo habitacional en Perú, proceso arquitectónico y de interiorismo y en el GT-Seven Tower-Alfagab. Fanny tiene una amplia trayectoria profesional y ha participado en la elaboración de procesos arquitectónicos y de interiorismo en torres residenciales, diseño paisajístico, transformación de naves industriales y en el renglón institucional para la JCE.
En 1998 su vida se sumó a las filas del Ejército Nacional, donde pudo difundir sus ideas como maestra en las letras e historia, impartiendo docencia a un cuerpo completo.
Es creadora del monumento en memoria a la catástrofe de Jimaní en el 2004. «En relación a este monumento quise destacar la sutilidad de la vida y de lo frágil que somos, aún cuando creemos tener un lugar seguro, fue una gran inspiración poder dejar algo que recordara a tantas familias que perdieron la vida en este lugar». Actualmente, imparte docencia en las universidades Católica Santo Domingo, en la de Tercera Edad. Por sus aportes y trayectoria en la JCE, recibió el Premio como Lealtad Institucional.
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