El Partido Revolucionario Moderno (PRM) ha logrado luego de llegar al poder mantener cohesionado a sus hombres y mujeres en torno a un pensamiento unificado en torno al trabajo.
Lejos de esos primeros años de Gobierno, donde sus principales críticos se encontraban en sus filas, muchos recuerdan los tuits de Ramón Alburquerque, que aprendió a utilizar esta red social con una destreza impensable, así como Guido Gómez Mazara, un político curtido con una preparación importante y un manejo de la palabra que muchos quisieran, para sólo citar dos casos.
El motivo principal de la «reveldía» de estos dos líderes del partido oficial, algunos la centran en su intención de visibilizar su proyecto presidencial y otros en que la gente los sintiera como una opción diferente dentro de una organización con poder y en el poder.
Sin embargo, y luego de algunas situaciones internas, ambos aspirantes a la presidencia de la República y con la intención de obtener el apoyo de su partido plantaron la bandera, aunque era evidente que es el tiempo de Luis Abinader.
Las máximas autoridades, entre ellas José Ignacio Paliza, los hicieron recapacitar y luego del proceso de selección de las candidaturas para los diferentes niveles, incluyendo la presidencia, hicieron las reuniones pertinentes para explicarles porqué era importante agruparse en torno a la figura del actual mandatario para este nuevo período.
Desde entonces esas voces disidentes –cual caballo de Troya en el PRM– se apagaron o las apagaron, en pos de enviar un mensaje de unificación a la ciudadanía que ya está cansada de la escenificación de tantos espectáculos comandados por las principales fuerzas políticas.
El PRM sabiamente reunió a sus hombres y trazó una pauta en torno a una imagen que para ellos es importante sostener además de posicionar. «Nosotros somos otra cosa», pudiera escucharles decir, lo que tendría sentido como parte de su retórica de cambio, sobre la cual llegaron al poder en 2020.
Esa misma estratégica que asumieron con voces tan disidentes como Guido y Alburquerque, es la misma que deberán utilizar con los aspirantes del 2028 a la presidencia de la República por el PRM.
Al ganar la reelección, el presidente Luis Abinader puso el tema sobre la mesa y dijo públicamente que llamaría a una reunión a los aspirantes. En esa reunión asistieron seis, entre los que estaban David Collado, Eduardo –Yayo– Sanz Lovatón, Carolina Mejía, Guido Gómez Mazara y Wellington Arnaud.
La reunión que se produjo a puertas cerradas en el Palacio Nacional y dirigida por el mandatario, dio como resultado algunas decisiones que fueron consensuadas entre todos, entre esas decisiones estaba el hecho de bajar la guardia con la campaña en estos momentos y asumir una fecha para iniciar los trabajos de precampaña de cada uno.
Todos estuvieron de acuerdo, sin embargo, en estos días parecería que los demonios que han estado cohesionados hasta este momento, se quieren desatar, en un momento en el que ni siquiera su líder Luis Abinader ha sido juramentado para su segundo período.
Los aspirantes deben hacer un pacto real por el bienestar del propio PRM, de los seguidores y del pueblo, que no aguanta más problemas y una campaña extemporánea.
Partiendo lo que viven hoy otras fuerzas políticas como el Partido de la Liberación Dominicana, que dominó la escena durante 16 años consecutivos, es importante que esos que aspiran escuchen a Luis Abinader, trabajen en pos de resultados para esta nueva gestión, que será más retadora que la primera, por diversos motivos, entre ellos las reformas impositivas, y sobre todo que no se canibalizen.
Al final, hoy que ya la gente no sabe en quién confiar o a quién seguir, es necesario mantener la llama viva del respeto y la confianza para poder llevarlos nueva vez a las urnas en el 2028, aunque hablar de eso es totalmente extemporáneo. No olviden que en política es más importante que lo aspiren a que ustedes aspiren.
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