La profunda crisis que mantiene un interminable enfrentamiento entre Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía en un Partido Revolucionario Dominicano que está muy lejos de jugar un rol responsable en la oposición, un Partido Reformista Social Cristiano que al parecer ahora empieza a entenderse, aunque ya no es ni sombra de lo que fue en la Era Balaguer, y un grupúsculo de organizaciones minoritarias a merced de la voluntad de un tercero, es el terreno fértil para sembrar la semilla de un acuerdo en el liderazgo indiscutible en las filas del Partido de la Liberación Dominicana.
Nada tiene que ver con los «generales sin tropas» del todopoderoso Comité Político peledeísta al que se refirió Margarita Cedeño de Fernández en abril del 2011 cuando tuvo que deponer las armas de una batalla interna que allanó el camino para que Danilo Medina ganara la guerra presidencial a Hipólito Mejía en el 2012.
El periódico elCaribe publica este lunes una historia, según datos de una fuente anónima, que Leonel y Danilo están muy cerca de firmar un acuerdo que garantizaría la candidatura presidencial del primero en el 2016, mientras que el actual Presidente de la República sería el candidato peledeísta en el 2020.
Un acuerdo de estas magnitudes, cuando entre los peledeístas empieza a ganar fuerza la tesis de que se «gana con cualquiera» bajo las condiciones del panorama político actual, tiene consecuencias que inevitablemente neutralizaría las posibilidades –no aspiraciones– de Margarita Cedeño, la número dos del Gobierno de Medina.
Olvidémosnos del estratega Francisco Javier García, ministro de Turismo y de Temístocles Montás, de Economía, las dos figuras del PLD que sacaron la cabeza muy a destiempo para atizar una campaña interna dentro de su partido, con una intensidad que, para muchos, empieza a enviar una mala señal en la sociedad debido al dinero que supone poner en marcha una empresa de esta naturaleza a nivel nacional.
Si bien es cierto que el nombre de la vicepresidenta de la República no está todavía entre los aspirantes oficiales, se sabe que tiene números que favorecen su posicionamiento político en el país, aval que sin duda garantizó que fuera la escogida por Medina para que fuera su compañera en la boleta, independientemente de lo que acordaran Danilo y Leonel para lograr que el PLD continuara en el poder.
Margarita Cedeño de Fernández es una de las figuras más valoradas dentro y fuera del PLD, en tiempos que soplan a favor de la mujer en la arena política internacinal. Aún cuando entre los peledeístas se cierran filas para acoger las decisiones de sus organismos, Margarita demostró en el 2011 que tiene voz propia y que puede volar más alto de lo que esperaban esos «generales sin tropa» que están lejos de ganar una convención interna en la organización.
La esposa del presidente del PLD es una mujer joven, que para el 2024, cuando finalizaría un hipotético sexto gobierno encabezado por este partido, tendría 59 años, pero es un lapso en el que suceden muchas cosas, una década en la que el panorama será distinto, aún si le tomáramos la palabra de un Leonel Fernández que pronosticó una «fábrica de presidentes» que debe producir líderes suficientes para gobernar hasta el 2044.
No hay dudas que un acuerdo entre Leonel y Danilo para reservarse mutuamente las candidaturas con miras a las elecciones presidenciales del 2016 y el 2020, respectivamente, tendría un efecto inesperado en las aspiraciones de la carismática Margarita, quien podría seguir en los próximos diez años alternando su condición entre la investiduria de Vicepresidenta de la República y Primera Dama. Nada mal, mucho menos.
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