Si algo se puso de manifiesto en un tono muy marcado en el atípico e inimaginable pasado proceso electoral que vivimos los dominicanos, fue el deseo de los electores de apostar a nuevos rostros que, de alguna manera, ejecutaron una nueva política, un ejercicio que generó esperanza y sembró el entusiasmo, para que varios candidatos debutantes salieran favorecidos.
Por eso, cuando algún joven se me acerca en busca de una opinión sobre lo que significó mi primera experiencia como candidata, con el interés de aprender y conocer desde adentro sobre el arte de la política –que es más complicado de lo que trasciende hacia afuera sobre todo en países como el nuestro– le aliento para que participe con arrojo, exhortándole a seguir adelante.
Los animo sin ninguna reserva, porque los pueblos necesitan seguir avanzando, sobre la base de líderes que tengan otro concepto de lo que significa la política y a su vez, la organización de las sociedades.
Dar un giro radical para conectar con las necesidades que padece una generación que no se siente representada, un cambio de agenda como hizo el personaje Payton Hobart –que interpreta el talentoso actor Ben Plat–, en la segunda temporada de la divertidísima serie “The Politician”, una sátira con toques dramáticos de Netflix.
Está claro, que hoy más que nunca necesitamos de nuevos líderes, políticos que sean capaces de transformar los pensamientos de un pueblo que prefiere invertir en un hijo médico, abogado o profesor, pero que ve con ojeriza cuando es la política la que interesa en primer orden a nuestros jóvenes.
Y si nos preguntamos por qué ha sucedido eso, para responder habría que citar a una gran parte de la clase política dominicana, quienes históricamente con su ejercicio han decepcionado a muchas generaciones por los siglos de los siglos.
Por encima de todo presagio, el pasado año asumí por primera vez una vinculación política, convencida que desde estos escenarios es que podremos luchar para lograr esas transformaciones tan necesarias.
En estos días en que los principales partidos del país, concluido el proceso electoral, están inmersos en una revisión interna con la intención de cumplir con sus preceptos estatutarios, tienen la oportunidad de abrirle las puertas a quienes desean ser partícipes de ese nuevo liderazgo, del cual puede surgir una clase dirigente comprometida a marcar distancia del pasado.
Y con ello, de seguro, que además de nuevos rostros, tendremos más mujeres involucradas en la vida partidaria, con deseos de hacer grandes aportes en este sector, y así que la política vuelva a ser el ejercicio transparente y de servicio que busca, sobre todo, la participación ciudadana y el bien común de los pueblos.
Yo espero no estar soñando despierta y que estos tiempos tan desafiantes nos regalen esa nueva generación política que añoramos y que para nada tiene que ver con edad, sino con una visión, una ideología y un pensamiento que representen una forma diferente de accionar.
(Publicada en El Caribe el 18 de enero de 2021)
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