Quien siembra vientos cosecha tempestad. No importa cuanto se haya masticado –y hasta rumiado– a lo largo de los tiempos, el poder de esta expresión es imperecedero, más por acarrear el valor de lo concretamente esperable, en función de cómo actúa la gente en el presente, que por erguirse como una de las profecías más certeras en la historia de la humanidad.
La gente suele enclaustrarse en su actualidad, mirar el pasado difuminado y no reflexionar avistando las probabilidades del porvenir, que son las secuelas del presente. La desconexión de estos tres polos vitales -algo muy común- define cómo terminan nuestras vidas, ya sea con el nombre flotando en la nada, rodando por el basurero o elevado por la mejor recordación.
La mayoría de aquellos que detentan poder o que son, en sí mismos, instancias fácticas (por el sitial político, económico o social) está atravesada por la insensatez, la vanidad y seducida por la percepción de que sus posiciones y la eternidad colindan. En palabras llanas: se embriagan de poder y se mueren de éxito.
Funcionarios corrompidos que administran bienes del Estado –y tienen la facultad de tomar decisiones que impactan a muchos–, empresarios rentistas, evasores y lavadores de activos, jueces dúctiles e indecentes, fiscales mentirosos, fantasiosos, irresponsables y exhibicionistas, unas preguntas para ustedes:
¿Duermen bien ¿Se sienten protegidos de por vida? ¿Creen que la cárcel no se hizo para ustedes? ¿Consideran que morirán de viejos en sus camas? ¿Es inacabable su fortuna y está tan blindada que no puede ser incautada como cuerpo del delito?
¿Sienten orgullo cuando observan sus activos que son producto del saqueo al Erario, de ser omiso en cuanto a los deberes formales del contribuyente? ¿No sienten a veces náuseas de ustedes mismos? ¿Miran a los suyos de frente, en forma sostenida, y no tienen de qué arrepentirse?
¿Esperan el saludo respetuoso, el agradecimiento de la sociedad, el homenaje, su página limpia en la historia? Perfecto. Cosecharán todo lo que han sembrado, aunque sea en forma póstuma y hasta marcando a sus próximas generaciones con la mancha indeleble del robo, quizás con el genoma modificado para asaltar sin sonrojarse ¿Tampoco les preocupa?
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