24/11/2024
Espectaculos

«Espectros» de Ibsen consolida el buen pulso de Manuel Chapuseaux

Espectros es una de las obras más populares del célebre dramaturgo noruego Henrik Ibsen (1828-1906), estrenada en el 1882. A su vez, uno de los autores de mayor popularidad entre los productores del teatro dominicano que apelan a sus textos con relativa frecuencia. El pasado domingo 5 de agosto se presentó en la sala Ravelo la última función de esta nueva escenificación, con producción del actor José Roberto Díaz –que también se reservó la interpretación del papel de Osvaldo Alving–, y convincente dirección del veterano Manuel Chapuseaux.

En su doble responsabilidad, José Roberto tuvo como complemento un elenco con Cindy Galán como Regina, Omar Ramírez en el papel de Engstrand, Mario Lebrón recrea al pastor Manders, mientras que la actriz Karina Noble asume a Helena Alving, la viuda que carga con el peso pesado de un pasado nauseabundo, inolvidable y, para más señas, obligada a sufrir los estragos de una soledad impuesta por la inconducta de su marido mientras estuvo vivo.

Manuel Chapuseaux se enfrenta con determinación a un texto complejo que se desarrolla en tres actos, y duración de una hora y media aproximadamente. Con una ambientación escenográfica ambientada en los finales del siglo XIX –como siempre un trabajo apreciable del veterano Fidel López–, en Espectros prevalece, además, un meticuloso diseño de vestuarios a cargo de Lillyana Díaz, que sin duda complementó con cada uno de los elementos conjugados en esta nueva representación del clásico de Ibsen.

Entre los conflictos subyacentes en la obra, el del incesto es uno de los hilos más dramáticos que siembran la tensión entre la madre viuda y su hijo enfermo. Doblemente enfermo, con su sífilis hereditaria y el amor imposible hacia una media hermana que se verá obligada a tomar la mejor decisión para salvar su futuro. Los conflictos van apareciendo, como espectros, a lo largo de la obra, mientras los personajes se enfrentan a duelos contextualizados desde el punto de vista de cada quien.

Puede considerarse que Chapuseaux, con tantos años recorriendo los caminos de las tablas, logra una adaptación correcta y disfrutable, ambientada satisfactoriamente, con un elenco que es su propio contrapeso: Karina Noble se destaca por encima de la Regina a cuenta de Cindy Galán, mientras que José Roberto y Mario Lebrón se despiden con un trabajo a la par, plausible, aunque quizás no tanto como el espléndido desempeño de Omar Ramírez en la personificación de Engstrand.

Ibsen cobra actualidad gracias al deseo de seguir apelando a los clásicos del teatro, siempre oportuno para mantener viva la llama que ilumina a quienes sueñan con el arte puro y… y bueno. Manuel Chapuseaux, uno de los grandes del teatro dominicano, honró el ingenio del dramaturgo con un montaje que valoramos más en su conjunto que en sus individualidades.

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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