22/11/2024
Espectaculos

Despacito, Luis Fonsi baila, canta y encanta en gran concierto en Chavón

Casa de Campo, La Romana. A las 9:00 de la noche, como de costumbre en Altos de Chavón, el público empezó a acercarse al legendario escenario para ver en concierto a Luis Fonsi, el cantante boricua en estos tiempos vive días de celebridad. El público fue llegando poco a poco y la noche –una noche de cielo grisáceo que pronosticaba lluvia– auguraba música con canciones que le han permitido a este artista aún bien conquistar nuevas audiencias.

El cielo fue oscureciéndose cada vez más, pero el tiempo marcaba la hora de Tommy Alva, quien con un set brevísimo calentó el ambiente y salió muy bien con su actuación. Poco más de las diez de las noche, cuando todo estaba listo para que Fonsi saliera a escena, el cielo descargó la lluvia: una carga pesada para cualquier show en un escenario al aire libre.

La gente salió a resguardarse y el agua obligó a muchísimas personas salir, tratándo de evitar lo inevitable en los alrededores de Chavón.

Casi media hora de lluvia y el cielo fue abriendo el telón hasta que empezaron a brillar las estrellas y quienes salieron despavoridos, volvieron a ocupar sus asientos. Quizás algunos se fueron para no volver, quizás volvieron todos los que estaban. Difícil de afirmar con certeza, para quienes cubrieron las incidencias esa noche.

Con el retraso inesperado, el escenario humedecido, Fonsi salió a punta de «Tanto corazón», y corazón no le faltó para reanimar al público, mojado, pero que fue hasta allí para vivir a sabiendas de que «Nada es para siempre», como reza la segunda canción que cantó el artista.

La velada iba tomando forma, y el aplauso era cada vez más estruendoso. Ahí se escuchó «Gritar», y Fonsi se le acercó a una fan y le dijo «Apaga la luz»… que «Llueve por dentro». La noche de anoche, era un sueño hecho realidad para el carismático cantante. Chavón a veces –o casi siempre– es una meta por cumplir para quienes aspiran a algo más que discos vendidos o views acumulados.

Y ese momento que Fonsi durante muchísimos años esperó, llegó para entregarse por completo. Antes de volver al camerino para cambiar de ropa, cantó «Llegaste tú» y «Por una mujer». En ese punto, la banda quedó sola y los músicos hicieron lo que a veces más disfrutan: improvisar con libertad, y tocarle a los camaleones.

Con más energía y la soltura que le caracteriza, Fonsi regresó con «Se supone», para luego cantar a ritmo de «Calypso» y se paseó por los caminos más románticos de su carrera con medley de sus baladas más populares.

Era tiempo de un «Party animal» y a muchas se les escuchó piropear los pasos sensuales del artista mientras bailaba al lado de dos de sus bailarinas estrellas. Antes de su segundo medley, cantó «Quién te dijo eso» y cuando se sintió artísticamente responsable, dijo «Échame la culpa», su segundo gran éxito contemporáneo, una canción que grabó a dúo con Demi Lovato y que animó al público a levantarse y bailar hasta que terminó.

El concierto –patrocinado por Brugal y producido por el empresario Gamal Haché para Casa de Campo– tuvo un ritmo trepidante: iba de lo romántico, a melodías ni muy movidas ni muy lentas, y a ratos subía sus notas en el punto preciso para mantener el ritmo narrativo de su performance. Es lo que logra un artista con experiencia, con años yendo y viniendo a escenarios de todos los niveles.

Cuando llegó el turno de «No me doy por vencido», el final asomaba en esa que sin duda fue una gran noche para Luis Fonsi. La ovación se escuchó probablemente en su punto más intenso, y fue cuando los dedos rasgueaban las guitarras bien despacito. El público enloqueció, literalmente.

Un solo coro, una sola voz, un hit casi mundial como lo añora tener cualquier artista en cualquier momento de su carrera. Se produjo lo que se conoce en la industria de la música como una «falsa salida» y «Fonsito» –como le decían de niño sus «titis» (tías) dominicanas que estaban presentes en el show– volvió para decir «Aquí estoy yo».

Un concierto inolvidable. Un performance que ha ido madurando despacito, como las buenas cosas en la vida, que se toman su tiempo para entregarle al público lo mejor de lo mejor. Todo lo demás está demás.

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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