Hace uno o dos millones de años, Homo Erectus aprovechó el fuego para cocinar y calentarse. Milenios después, es la capacidad adquirida por Homo Sapiens para transformar el fuego en movimiento, a través del vapor, lo que permitió al hombre domeñar esa forma de energía y propulsar la Revolución Industrial del siglo XVIII.
Así nació la máquina de vapor, y con ella, los trenes, los barcos a vapor y la industria en general. La Revolución Industrial fue, en esencia, una Revolución de la Energía o la capacidad de transformar una forma de energía en otra, que pudiera ser usada por el hombre a su conveniencia y voluntad.
El mundo asiste, nuevamente, a otra Revolución de la Energía, que emergerá por la capacidad adquirida por el hombre para almacenar la energía renovable, y disponer de ella conforme a sus necesidades, a conveniencia y voluntad.
La generación de energía limpia, por poético que suene, es apenas el inicio de esta revolución. El gran desafío de las renovables es el almacenamiento de energía a gran escala, a un costo razonable, para que se dé la transición energética mundialmente deseada y su penetración masiva en el mercado global.
Pero, ¿qué pasa con la generación de energía eólica cuando no sopla el viento con fuerza? ¿Qué pasa con la energía solar en los días grises y lluviosos? ¿Qué pasa en las temporadas ciclónicas del Caribe o en los largos inviernos de los países fríos?
La generación de energía solar y eólica mengua cuando amaina el sol o el viento. Y cuando este sopla con fuerza huracanada, hay una alta posibilidad de apagones generales, antes, durante o después de los fenómenos naturales, como lo vivieron el año pasado Puerto Rico –y todavía lo sufre- y otros países, frente al paso de los huracanes Irma y María.
En República Dominicana, los embates de estos huracanes fueron incomparablemente menores. Aun así, fue necesario sacar de operación algunas plantas y circuitos, por razones de seguridad y por el impacto de los vientos.
Sin embargo, un nuevo sistema de almacenamiento de energía, instalado por AES Dominicana en sus plantas AES Andres y DPP, pocos meses antes de los huracanes, hizo posible que el suministro de energía se mantuviera sin apagones generales ni grandes traumas energéticos durante el paso de ambos siniestros.
La pasada temporada de huracanes fue el primer «momento de la verdad» que enfrentó la nueva tecnología en el país, desarrollada por la corporación AES International como parte de un proyecto de innovación global que involucra al gigante alemán de la tecnología Siemens. Ambas multinacionales han creado la empresa Fluence, como una compañía independiente, y han puesto en marcha en varios países el sofisticado sistema de almacenamiento y disponibilidad de energía denominado Advancion.
Para no entrar en complejidades técnicas, me tomo la la licencia de comparar a Advancion con esos cargadores de celulares de repuesto que llevamos con nosotros, para que nunca nos falte la energía, aunque se agoten la baterías de nuestros móviles.
Que las situaciones de emergencia provocadas por los huracanes Irma y María hayan servido para demostrar la utilidad del Sistema de Almacenamiento de Energía de AES, en modo alguno significa que su utilidad se reduzca a circunstancias extraordinarias.
Más bien, su utilidad se amplía en circunstancias ordinarias, porque disminuye los costos operativos de la industria eléctrica, aporta estabilidad a la frecuencia eléctrica y, muy seguramente, catalizará un cambio disruptivo en el ecosistema energético nacional.
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