La cantante Miriam Cruz dejó por sentada el miércoles su fortaleza escénica al presentar en Bellas Artes un espectáculo de feeling bohemio en el que escogió lo mejor de su repertorio y acogió esas canciones que marcaron su vida.
Con una producción impecable bajo la dirección de René Brea, “La Diva del Merengue” se paseó por un cancionero sorpresivo de boleros, baladas, pop, samba, tangos, cumbia y, claro está, sus merengues más emblemáticos.
También puso en evidencia su facilidad para cantar en otros idiomas como el inglés y el portugués al interpretar canciones representativas de esas lenguas.
Después de comenzar de manera romántica con “Vivir así es morir de amor” (popularizada por Camilo Sesto) y el bolero “Besos callejeros”, Miriam se fue al feeling del siglo XX con “New York New York”, el clásico tema de 1977, compuesto por John Kander y Fred Ebb, y que el inmortal Frank Sinatra le dio el matiz mundial.
Los años 80 fueron marcados por Michael Jackson y temas como “Billie Jean” también le tocaron el alma a Miriam Cruz, quien hizo en Bellas Artes una estupenda versión, con un imitador de la fenecida estrella en escena.
Con esa atmósfera señorial, la artista siguió su recorrido por otros países y en otro de los segmentos se fue a Brasil, donde en su idioma portugués interpretó “Oh qué será” (la salsa dada a conocer por Willie Colón) y “Chica de Ipanema/Más que nada”.
A estos temas se sumaron los importados de Uruguay y Argentina: el tango “A media luz”, que data de 1925, y en versión cumbia colombiana cantó “La Loba”.
El bolero tuvo un marcado protagonismo dentro de los temas que ella marcó como sus favoritos y desde el mismo comienzo con “Besos callejeros” fue un referente constante ante el público presente.
En uno de los momentos más emotivos, porque recordó a su padre y los tiempos de bares y vellonera de su niñez, trajo a los recuerdos de muchos presentes: “Hola soledad”, “Aunque me cueste la vida” y “En un beso la vida”. Luego sumó otras: “Tú me haces falta”, “La barca”, “Sabor a mí” y “La copa rota”.
Formidable quedaron sus versiones en balada y sus homenajes a José José (“Será” “Me basta”, “Amor amor”), Juan Gabriel y Rocío Dúrcal (“La gata bajo la lluvia”, “Como han pasado los años”, “Costumbres”).
Aunque ella cantó muchas canciones indelebles en sus vivencias personales, el público vibró con aquellas que son de su repertorio propio y que la han convertido en un referente del merengue.
“Cosa de él”, “Juana la cubana”, “Pequeñas cosas”, “La carnada”, “Que me perdone tu señora” y “Ta pillao” pararon a los asistentes en Bellas Artes, que lució repleta con un “sould out” desde el día antes de la presentación.
Para la gran orquesta, conformada por 20 músicos dirigidos por Alfio Lora y Chayanne Duvergé, se rompió el viejo esquema de colocarlos detrás de la artista. Esta vez estaban sobre el escenario, distribuidos en tres bloques que intercalaban con la gigante pantalla para las imágenes.
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