El merengue reafirmó en el Anfiteatro Puerto Plata su liderazgo musical reuniendo a cinco de los más populares del ritmo, con Johnny Ventura y Wilfrido Vargas a la cabeza, convocando a una multitud que vibró ante cada uno.
Junto a Wilfrido y Johnny estuvieron compartiendo en el anfiteatro Fefita la Grande, Kinito Méndez y Kiko el Presidente, como parte del “Megamerengue World Tour” y la plataforma “Puerto Plata es Alegría”, con una producción de Luis Medrano y el patrocinio oficial del Ministerio de Turismo, que dirige Francisco Javier García.
La voz generalizada de los artistas, de los músicos, presentadores y de las miles de personas que asistieron al “Megamerengue Word Tour” es que Puerto Plata se merecía este anfiteatro para poder disfrutar de entregas como las del viernes ante un aforo totalmente repleto.
Cuando los animadores presentaron a Kiko el Presidente, el artista que puso al país en verano todo el año a bailar en las playas y orgullo de Mao, la ciudad de los más bellos atardeceres, comenzó la candela musical.
Kiko dio plenas demostraciones de su estilo fusionado de la música típica. Su tecnotípico impregnó swing al escenario con su depurado y chispeante forma de hacer del merengue una nueva vertiente en sonido y forma de moda al exhibir un look entre rockero y caribeño.
Kiko fue protagonista del momento más emotivo por su solidaridad y lealtad a la pareja, al mostrarla con orgullo y amor ante el público.
Su esposa ha luchado por más de ocho años contra un cáncer que con la fuerza de la fe, del amor y de Dios ella superó y él nunca la dejó sola. Kiko estuvo ahí y juntos lucharon contra la enfermedad, mostrándose amor hasta en el escenario, como lo hicieron el viernes en el Anfiteatro.
Fefita La Grande. La música típica fue protagonista por partida doble al tener a Kiko y a la real diva del show: Fefita la Grande.
Ella llegó vestida como lo que es: una artista con personalidad y temple, una diva.
El rojo y el dorado en un enterizo mostraban su juventud interior que proyectaba felicidad, derrochando talento y dominio total del escenario.
Un estruendoso aplauso y comenzó la rumba de merengue típico mejor tocado, música de tierra adentro, autóctona, puro folclor con olor a “enrramá”, a chivo liniero o un fogón ardiendo un sancocho de siete carnes y un pote de ron bailando con el machete al cinto.
Mmentras, la reina se adueña de la noche y contagia a la multitud con “Vamos a hablar inglés” o con “Te mueve o te apea”, todo un coro que se extendió por todo el anfiteatro.
Fefita la Grande se quitó el sombrero ante su majestad, el público porque la empatía lograda fue de dimensiones para recordar por mucho tiempo.
Wilfrido Vargas. El anfiteatro Puerto Plata y la multitud presente se dieron el lujo de ver y escuchar al rey del caribe Wilfrido Vargas, quien todos los ritmos en los que incursiona están sustentados en un sello de alta calidad.
Cuando entró al imponente escenario de inmediato resaltó por el sonido impecable de la orquesta.
Wilfrido deja claro su poderío merenguero, de evolución, de éxitos, de creador y que domina el público al imponer respeto y admiración.
Su propuesta es de diversidad de la mejor música del Caribe y el público no se contuvo y cantó, bailó, saltó y se entregó al coro de Puerto Plata tiene corazón, en un coro de más de cinco mil personas de pies.
Como nativo de Altamira, se convirtió de nuevo en profeta en su tierra, al demostrar su enorme popularidad.
Kinito Méndez. Su creatividad, su muy contagioso mambo, su gracia, sus más de 50 éxitos musicales, con una dinámica desde el escenario que pone al público a sus pies hacen de Kinito Méndez un show vibrante.
Bajó de la montaña, de ese sur que también existe, lejano y profundo, donde no se pierde la esperanza ni la fe. Desde ahí comenzó el “si Kinito dice sí, ay, eso sí…” y a proclamar que hace “merenguito para comer”.
Puerto Plata le demostró que es uno de sus favoritos y él navego como pez en el agua, voló como águila y conquistó la multitud del monstruo retador del anfiteatro.
Johnny Ventura. La alegría invadió el moderno anfiteatro con la presencia de Johnny Ventura, “el negro que vota miel por los poros”, una industria nacional de éxitos, el hijo del pueblo, el gigante monumento de la música dominicana que regresaba a conquistar la Novia del Atlántico.
Al avanzar la noche del viernes, era indetenible la alegría. En medio del bullicio se escuchó un “vecinaaa” y eso fue suficiente dos veces para que se desbordara y corriera por todo el anfiteatro una lluvia de aplausos que nunca paró.
En la escena estaba un ídolo de multitudes, portador de un carisma único, con su chispeante, cadencioso, contagiante y electrizante magnetismo que sube la adrenalina a su más alto nivel.
Eran ríos de bilirrubina los que subían la temperatura musical al estado de emociones con el show del Caballo Mayor.
Ventura exhibe gracia, talento, movimiento, dominio escénico, un canto que sale del alma y que se erige todo un monumento del ritmo nacional.
Fue otra gran noche, otra inolvidable página para la historia del anfiteatro Puerto Plata. Un ballet excelente de ocho hermosas bailarinas, efectos especiales, presentadores a la altura del anfiteatro fue una gran producción del equipo de trabajo del emporio Luis Medrano, con auspicio del Ministerio de Turismo.
Los comunicadores July July, el dj Gordy y Juan Alberto condujeron el concierto en el que el actor, comediante y animador Aquiles Correa se unió a ellos recibiendo vítores de la multitud.
La jornada merenguera contó con el respaldo de la Presidencia de la República, el Ministerio de Turismo, Presidente, el alcalde Walter Musa, Barceló, Pepsi y Energizante 911.
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