Una vez más, la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) está envuelta en un proceso electoral y como es lógico en los candidatos (en este caso, las candidatas) como en los miembros, los sentimientos e intereses en ese sentido se expresan y se desbordan hasta culminar con la elección del ganador del certamen.
Hay que decir que este proceso eleccionario es muy particular porque dos mujeres son quienes se disputan el poder en Acroarte, con lo que expresemos a continuación basta y sobra para saber quien obtendrá la victoria.
Dos candidatas y una sola institución: una candidata que está siendo apoyada por un sector que tradicionalmente lo que ha hecho con Acroarte es inficionarla, otra que ha hecho grandes aportes y que se ha ganado el apoyo y buen querer de la mayoría en la institución.
Una candidata que se sujeta de unos cuantos miembros que se agrupan en un movimiento que dice llamarse Nueva Generación, el cual no es realmente nuevo y por consiguiente es viejo, manido y carga en sus hombres la mayoría de los males que afectan a Acroarte, a sus miembros y al premio; mientras la otra candidata es una figura fresca, agradable, querida y en la que la membresía alberga la esperanza de ver un gremio fuerte, incluyente, solidario y que se encamine por el sendero de la democracia.
Una candidata vacía, con gran debilidad y que no tiene propuesta, que no presenta ningún programa y que carga muy pesado el rechazo de la mayoría y no por ella pero sí por esa llamada nueva generación que le apoya.
De manera que la mayoría en Acroarte grita con gran felicidad y voz en cuello por fin ha llegado la hora de eliminar el continuismo; ha llegado la hora de que los miembros sean reconocidos y respetados y que éstos no sean únicamente tomados en cuenta cada dos años, como lo han venido haciendo quienes han ostentado el poder en los últimos lustros.
No al maltrato, no al desorden, no a creerse que Acroarte es solo de un grupito, por cierto hoy en día muy reducido y del cual nada más queda el nombre de Nueva Generación, en cuyo nombre a su vez se suman el nombre de aquellos que la han gobernado bajo la sombrilla de ese grupo, del cual los miembros tenemos tan malos recuerdos. Adiós para siempre a ese mal llamado Nueva Generación que hizo tanto mal.
Por eso si me dan a escoger entre una y otra candidata, seguro y sin temor y muy firme, elijo a Emelyn Baldera. Y recuerden que no es nada personal con nadie en particular y si alguien encuentra algún parecido en lo que acabo de escribir, más que decirle que es pura coincidencia, lo remito a buscar las publicaciones que se hicieron en un periódico específico cuando quien escribe aspiró a la presidencia de Acroarte.
Comentarios