En la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), al igual que en la mayoría de gremios dominicanos, ha sido costumbre (y la costumbre hace ley) fijar en cada contienda electoral una gracia económica para que todos los miembros puedan ejercer su derecho a elegir y ser elegido, como lo establece el artículo 20 de los actuales Estatutos.
Si así lo hubiese hecho desde un principio la actual Junta Electoral, se hubiera evitado muchos sinsabores, principalmente el recurso de amparo que elevara un grupo de miembros “pasivos” para que un tribunal judicial le restituya sus derechos.
La Junta Electoral ha mal interpretado los artículos 14 y 15 de los estatutos, los cuales se refieren a la pérdida de “derechos deliberativos” de los miembros pasivos. Y resulta, que esto solo se aplica a las reuniones evaluativas, nominativas y de otra índole afín, por lo cual no puede ser aplicada en el caso del derecho de todos los miembros a elegir y ser elegidos, pues en este caso se trata de unos comicios, precisamente para elegir un nuevo Comité Ejecutivo que corrija los errores y enrumbe la institución por el camino correcto.
La Junta Electoral no ha querido entender que la actual lista de pasivos, muy selectiva, ha sido fruto de un laborantismo que inició hace más de dos años, con el malsano propósito de impedir el voto a miembros adversos al grupo que pretende eternizarse en el poder, miembros que se han alejado de Acroarte disgustados por el discriminatorio manejo que se le ha dado a la institución, y quienes tienen todo el derecho de aspirar a un nuevo rumbo, aspiración solo posible mediante el ejercicio del voto.
El recurso de amparo incoado por los “pasivos” discriminados que se conocerá este lunes en la Cuarta Sala de lo Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional , busca además, de que les sean reconocidos sus derechos, impedir que en Acroarte se establezca desde ahora la malsana costumbre de que un grupo o un aspirante a dirigir la institución, elabore una lista de miembros preferidos para votar a su favor en las elecciones correspondientes, pues el destino de la entidad es responsabilidad de todos los miembros, azules y amarillos, activos y pasivos, porque Acroarte es de todos, no de un reducido sector con ínfulas mesiánicas.
¡Viva Acroarte unida. Fuera el sectarismo!
Comentarios