Se acerca la fecha de toma de posesión de nuevas autoridades escogidas en las elecciones generales pasadas y desde ya en algunos ángulos se comienza a sentir las luchas por los intereses que envuelven dirigir tal o cual sala capitular, cámaras congresionales y otros instrumentos propios de las democracia electoral que nos dirige.
Lo que hay que determinar es si el interés de muchos políticos por dirigir los diferentes estamentos del Estado tiene que ver con puros intereses políticos o personales.
En el caso de las presidenciales hemos sido testigos de los reclamos que con razón o no realizó la oposición contra la reelección del presidente Danilo Medina y su compañera vicepresidencial, Margarita Cedeño.
Ya esos resquemores pasaron, la etapa de los reclamos y las quejas legales y políticas son cosa del pasado, el acomodo llegó.
Ahora viene la lucha de intereses por dirigir el Congreso aunque de antemano se sabe que el Partido de la Liberación Dominicana dirigirá ambos bufetes ya que es mayoría en los dos hemiciclos.
A la oposición le queda entonces en ese tenor solo reclamar vocerías, comisiones, y representaciones en los equipos que escogerán las Altas Cortes y otros organismos dependientes, pero eso se resolverá luego.
Dentro de lo que tiene que ver con los ayuntamientos se están presentando los inconvenientes que tienen que ver con la representación de intereses que confunden a los votantes como son la dirección de las salas capitulares, casos que habían sido negociado bajo acuerdos establecidos hace un buen tiempo para evitar conflictos a la vista.
Aunque muchos no lo sepan los cabildos originarios de la representación del pueblo son los mecanismos que se utilizan para administrar las ciudades y donde el pueblo llano tiene unas voces que los defiendan.
Aparentemente esto no es así en la República Dominicana donde las cosas se complican ya que no se entiende si el afán de asumir posiciones se confunde con intereses políticos o personales.
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