Resistí por varias semanas la idea de ir a ver Deadpool, debido a que a estas alturas, las películas sobre superhéroes me tienen sin cuidado. Pero dada la pobreza y mediocridad de los estrenos recientes, incluyendo, por cierto el nuevo absurdo de Hollywood ‘Batman Vs. Superman’; opté finalmente por ver el film. La sorpresa no pudo haber sido más reconfortante.
El film, revestido de un sentido del humor directo, crudo y por supuesto, dirigido a un público adulto –el cual salta a la vista desde que aparecen los primeros créditos– nos introduce a Deadpool, un héroe a su manera, o mejor dicho alguien que aunque tiene los poderes de un mutante y lucha contra delincuentes, en realidad detesta y se burla del calificativo.
Por ello, su labor cae más bien dentro del ámbito del mercenario. Su vida, sin embargo, da un vuelco cuando un tratamiento de curación invasivo lo deja casi transformado en una momia.
Basada en un personaje homónimo de la Marvel Comics, Deadpool no es la típica película de súper héroes a la que todos estamos acostumbrados. Por el contrario, se trata de un film sarcástico, frívolo e irreverente que se ubica precisamente en el lado opuesto.
Por lo tanto, el perfil del personaje es en verdad el del antihéroe, él lo sabe y lo disfruta a plenitud, por eso ridiculiza a los superhéroes y no tiene reparos en hablarle en directo a la cámara para enrostrarnos su desdén. De este modo, él resume y nos envuelve en el peculiar modo de divertir y entretener que propone la película.
En ese sentido, queda claro que Deadpool no es una película para todo público. Su lenguaje, que es mucho más abundante de lo que acostumbran las películas del género, es prosaico y soez; en el film abunda el doble sentido y hay un montaje de escenas de contenido sexual un poco subidas de tono.
A pesar de ello, la historia del film es una tontería absoluta, pero su guión constituye un explosivo coctel obsceno, sangriento y divertido que a los jóvenes atrae y provoca.
Con un derroche de humor subversivo, absurdo y picante, con múltiples referencias a la cultura pop y en ocasiones burlándose de los propios superhéroes, así como con una descarga de indecentes chistes y ‘gags’, Deadpool derriba parámetros y barreras, y se revela como la antítesis de los clásicos superhéroes.
Estupenda y carismática actuación de Ryan Reynolds como el vengativo Deadpool. El da vida al personaje con una soltura y determinación como si lo conociera de toda una vida. T.J. Miller como su mejor amigo es el complemento perfecto, y Morena Baccarin, aunque tiene un par de líneas notables, en realidad no tiene mucho que hacer con su personaje.
Encomiable debut del director Tim Miller, quien pese a los profusos diálogos consigue impregnar fluidez y dinamismo a la puesta en escena e igualmente notable labor de los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick.
Deadpool mezcla la sátira con el cine de acción con una picardía decididamente atrevida y refrescante. Y la música, por cierto, cuyo contrasentido en muchos casos es más que elocuente, juega un rol vital en el ecléctico discurso de la película.
Comentarios