El presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Mariano Germán Mejía, hizo un llamado a la sociedad para que se apegue al amor y a la confraternidad desde el seno familiar, desde el hogar, como mecanismo para enfrentar la violencia.
Preocupado porque el grado de violencia en el país “parecería que ha alcanzado el clímax”, Mariano Germán Mejía apuesta a la familia y a su estabilidad como una forma de disminuir esa violencia, a propósito de los casos que se han registrado recientemente y que han consternado a la nación, como el asesinato del alcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos y de su guardaespaldas.
El magistrado, sin embargo, consideró que con la globalización, con la entrada en contacto con el mundo, la familia “se contamina de otras cosas que no son las buenas”.
“No existía el sicariato y hoy existe, no se discutía el problema de las relaciones de dos hombres, la legitimidad de eso no se discutía, no se discutía la relación entre dos mujeres y hoy se discute, se discute el problema de la corrupción, se discuten los conflictos políticos a veces sobre la base de actos no muy apropiados y todos esos fenómenos se conjugan y se expresan en ese fenómeno que se llama violencia”, dijo el titular de la Suprema.
Insistió en que habrá violencia hasta que no se comprenda que el germen de esta nace en el seno familiar, por lo que hay que luchar por construir mejores hogares.
“Si cada vez se disuelven más los matrimonios y los hijos se crían sin padre y sin madre, cada día tendremos más violencia, porque la violencia es expresión de la falta de amor, porque el que ama, no es violento, porque el amor es paz, tranquilidad, empatía, perseverancia, es persistencia, es la práctica de un conjunto de actos que va determinando lo que el hombre o la mujer va a hacer”, precisó.
Consideró que se puede enfrentar el fenómeno de la violencia de manera colectiva para tener un mejor clima social, si cada uno de los actores contribuye. En ese sentido, dijo que el Estado puede hacer su parte, garantizando la paz, así como generando y gestionando sanciones si hay violaciones de procesos que alteren esa armonía y que lo propio pueden hacer los ciudadanos como entes individuales practicando buenos actos.
Germán Mejía planteó, incluso, que las armas no deberían existir, puesto que estas están para lacerar la vida. “Mientras mayor número de armas en la calle, mayores posibilidades de muerte, las armas no deberían existir”, dijo el presidente de la SCJ.
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