“Gravity” (Gravedad) se entreteje en una narrativa sobre las complejidades que significa explorar el espacio y la simplicidad de una historia desafiante. El director mexicano Alfonso Cuarón, autor también del guión que escribió hace varios años junto a su hijo Jonás, bebe agua de los manantiales visuales creado por predecesores –Kubrick, por ejemplo– que supieron honrar los desafíos, creativos y cinematográficos, que impone el tema espacial. Con las posibilidades visuales que concede el formato 3D, el realizador de Y tu mamá también (2001) dibuja milimétricamente cada fotograma de esta espectacular producción que pone, sin lugar a duda, a sacar músculos a su filmografía.
El espacio es su decorado, con la Tierra de fondo, y el fondo negro del Universo, quieto, silencioso, misterioso e impresionante. Tan solo eso necesita Cuarón, y algo más que dos actores (¡vaya fichaje: Sandra Bullock y George Clooney), con el guiño de la voz en off de Ed Harr, el comandante de la Nasa que estuvo a su cargo la fallida misión del Apollo 13 que llevó a la pantalla Ron Howard.
Bullock interpreta a una ingeniera, partícipe, por vez primera, de una misión espacial en la que también se encuentra Matt Kowalsky, un astronauta veterano que ilumina su hoy impensable –esto debido al tiempo en pantalla– participación en este vibrante drama que, por momentos, nos corta la respiración de cuajo.
Stone y Kowalski deberán trabajar, mientras permanezcan unidos, en sobrevivir a un terrible accidente que los ha dejado sin comunicación con Houston, donde opera el centro de control de la Nasa. Es cuanto. En 91 minutos, Alfonso Cuarón juega sus mejores cartas, para mantener la curva de sensaciones y emociones que supone este metraje para transportarnos a un mundo impensable, que alimenta el vértigo y contrapone el sentido de la lógica con los elementos propios de la ciencia ficción.
El nuevo filme de Alfonso Cuarón orbita junto a otros clásicos que colocaron en el olimpo las virtudes de un género complejo, desafiante e impredecible. Una película de cuadros imposibles, diálogos puntuales, imágenes sorprendentes y, aún con la ligera predecibilidad de su final, y las incoherencias físicas que solo se pueden justificar en la ciencia ficción, maneja con elegancia e intriga su estupenda historia.
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