La inclusión de una cláusula transitoria en la reforma constitucional que prohíbe de manera expresa al presidente electo en el proceso electoral del año 2024 aspirar nuevamente a la presidencia o a la vicepresidencia de la República ha desatado una serie de movimientos estratégicos dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Esta disposición, además de limitar las posibilidades futuras del presidente, también crea un vacío de liderazgo en el horizonte político, generando una intensa competencia por la sucesión en el poder. De inmediato, aspirantes a relevar al presidente Abinader se han activado, conscientes de que se abre una oportunidad única para posicionarse como los continuadores del proyecto político de la organización.
El escenario que se dibuja es el de un partido que, lejos de cohesionar en torno a su líder actual, ve cómo sus principales figuras inician un proceso de reconfiguración de lealtades y posicionamiento personal. La falta de incentivos para que el presidente en ejercicio busque su reelección fomenta que otros dirigentes, hasta ahora subordinados, comiencen a alzar sus voces, estableciendo alianzas y creando corrientes internas que desafíen la autoridad de la dirección actual del partido. El distanciamiento y la búsqueda de protagonismo se intensificarán, y figuras emergentes que antes se mantenían en un segundo plano intentarán ganar visibilidad entre las bases y la estructura partidaria.
A esto se suma un elemento crítico que podría acelerar este proceso: el precio político que el presidente Abinader pagará por las estrictas medidas que se implementarán desde el próximo mes de enero como resultado de la reforma fiscal y tributaria. Dichas medidas, que probablemente incluirán aumentos de impuestos, eliminación de exenciones y ajustes en el gasto público, impactarán negativamente a sectores de la población, generando un malestar que se reflejará en la popularidad del gobierno y, por ende, del partido. Ante este escenario, es muy probable que aspirantes a la presidencia del propio PRM empiecen a distanciarse para no «pagar los platos rotos».
La implementación de una reforma fiscal siempre trae consigo un costo político significativo. Si estas medidas afectan a la clase media, a los empresarios y a los sectores más vulnerables, el gobierno podría enfrentar un rechazo generalizado. Ante esta perspectiva, los aspirantes a la nominación presidencial dentro del PRM intentarán desmarcarse de las decisiones del presidente y de su gestión, presentándose como alternativas renovadoras y críticas que ofrezcan un cambio de rumbo frente a las decisiones impopulares del gobierno.
El desgaste que podría enfrentar el presidente Abinader a raíz de la reforma fiscal abrirá un espacio para que las voces críticas y con propuestas alternativas adquieran protagonismo. Algunos de estos aspirantes, que quizás antes se mostraban alineados con el presidente, ahora tendrán incentivos para crear un perfil más independiente, buscando apoyo entre las bases y los electores insatisfechos con las decisiones gubernamentales. Este alejamiento estratégico también se reflejará en la lucha por el control de la dirección del partido. A medida que el liderazgo del presidente se vea afectado, las facciones internas buscarán posicionar a sus aliados en los órganos de decisión, creando un ambiente de pugna y reconfiguración de fuerzas.
La combinación de una reforma constitucional que limita las aspiraciones del presidente electo de 2024 y la implementación de una reforma fiscal con medidas estrictas a partir de enero puede desencadenar una fragmentación interna en el PRM. La cohesión partidaria se verá amenazada por la necesidad de los aspirantes de alejarse de las decisiones del gobierno y de construir sus propias plataformas políticas. Esto generará tensiones y divisiones que, de no ser manejadas adecuadamente, podrían afectar la gobernabilidad y la capacidad del partido de presentarse unido en futuras elecciones.
El distanciamiento de los aspirantes del propio partido y la pérdida de apoyo político dentro de la organización tendrán un impacto directo en la gobernabilidad del presidente Abinader. Si los líderes y figuras importantes del PRM comienzan a alejarse de la gestión actual, la capacidad del presidente para impulsar otras reformas o proyectos podría verse comprometida, reduciendo su margen de maniobra en el Congreso y en otras instancias de decisión.
Con estas nuevas reglas de juego, el panorama se perfila como uno de intensa competencia por la nominación presidencial dentro del PRM, donde el activismo y las ambiciones personales superarán las lealtades tradicionales. Los aspirantes internos que antes eran aliados ahora podrían convertirse en voces críticas que busquen capitalizar el descontento popular, generando un escenario donde el partido, lejos de consolidarse en el poder, se vea sumido en una dinámica de luchas internas y reconfiguración de liderazgos.
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