Su producción se divide en dos grandes familias. La figuración del lugar de la escena, es decir una representación más o menos realista; ambiental, del lugar, por una parte y por otra parte una no-figuración del lugar voluntaria para promover otra dimensión a la obra que no sea la de la perspectiva ambiental.
La perspectiva ambiental. La obra Reyes es un análisis crítico de la sociedad, que tiene algo que ver con una cierta distancia tomada frente a esa misma sociedad, ya que él no pinta como si fuera un realismo social. Por tanto, no puede ser una obra contemplativa, sino una obra pertinente como la de Vela Zanetti. Los cuadros de estos dos pintores tienen una visión amplia y compleja de la escena pintada. En fotografía es lo que se llama efecto “grand angle”. Todo es tomado en cuenta con una aparente igualdad de tratamiento.
Por ejemplo, los temas del bar, del baile, de las bandas musicales de Reyes, escenas populares de la vida cotidiana dominicana, al igual que los pericos ripiaos de Zanetti son escenas que nos muestran mas que una realidad. Son escenas de vida a través del prisma del ojo crítico del artista. El ve, no solamente la escena en su en su totalidad, sino también muchos detalles muy vivos y útiles que dan a la obra una verdadera dimensión artística. La mirada pertinente y justa puede llevar un momento banal y repetitivo en algo único.
Referencia a Dix. Por la elección del tipo de tratamiento, hay algo crudo en su obra que nos hacen pensar en el pintor alemán Otto Dix. El también tenía una visión muy crítica y analítica del mundo que lo rodeaba. Las siluetas con una especial forma de cabeza, especies de muñecas que navegan entre el diurno y el nocturno. La exageración de la forma a través del trazo es un elemento que se encuentra en la obra del pintor alemán y también en la suya. Los dos artistas logran llamar, más que la atención, provocar una reflexión sobre cada protagonista que se encuentra en el lienzo. La disposición de los protagonistas juega un papel importante aquí.
Cuando no hay o la no-referencia al lugar. En este caso, la composición del cuadro responde a preocupaciones diferentes para encontrar soluciones plásticas originales.
En el centro de la composición siempre hay algo, una agitación casi cósmica, elementos que pueden ser personas u objetos tomados en un movimiento donde la energía nace en un lugar fuera del lienzo. Su obra adquiere una dimensión metafísica. El filósofo Bachelard ha tratado el tema del espacio por su dimensión poética y metafísica.
El fondo juega un papel secundario en el sentido que deja expresarse la multitud de personajes que pueblan sus cuadros. El fondo existe por la bi-dimensionalidad de la técnica. Al mismo tiempo, está muy presente, es una especie de escena cósmica. El pintor nos deja libre de pensar una u otra interpretación para que la imaginación pueda trabajar.
Existe un espacio entre el fondo y el plano donde interactúan los personajes. Este espacio es una especie de capas de aire que permite a las figuras flotar o tener movimientos como si hubiera ingravidez. Se siente más todavía por el uso de la transparencia dentro la misma forma que sea una silueta o un objeto. Entonces, las siluetas y todos los otros elementos ocupando los diferentes planos del cuadro no están pegados al fondo, están en movimiento totalmente libre. Es una sensación muy agradable poder sentir una libertad tan grande. La forma, es decir el trazo, hasta la mancha de color se transforman en algo nuevo. Ellas pierden su materialidad para que él pueda darles la esencia artística. Esta sensación se ve sobre todo en los cuadros que representan las bandas musicales.
Las figuras de perfil. La ausencia de arruga y la estandarización del perfil permiten que las personas guarden un cierto anonimato. Puede ser yo, mi hermano, mi vecino todo el mundo y sobre todo nadie al mismo tiempo. Todo el mundo se reconoce, sin por lo tanto aceptar de manera consciente que son ellos que están pintados. Este “nadie” le conviene al pintor para tener la visión mas amplia posible de la sociedad. El perfil dibuja la silueta pero no es que tapa la mirada sino que la se desvía. La mirada, que normalmente juega con las miradas de las personas involucradas en la obra, no lo puede hacer. Entonces, se cree un fenómeno de ver sin ser visto por el otro. El espectador se convierte en un actor aparentemente externo de la obra. Es como si fuera un mirón.
El rol del espectador es algo que en la historia del Arte ha desarrollado a lo largo de los siglos y sigue desarrollándose tanto desde el punto de vista del artista como del crítico. No es que el pintor pinta para la gente, pero él tiene frecuentemente en mente el impacto que puede o debe procurar la obra sobre los visitantes. Hablando de los personajes o mejor dicho siluetas, la obra de Chichi Reyes, por tener como “leit-motiv” el uso del perfil, no tiene una confrontación directa con el espectador sino que estos perfiles, los trazos y sobre todo la disposición de los colores captan la mirada. Frente a la obra, estoy curioso por saber lo que está pasando dentro de la escena, sobre todo que es una obra que parece en constante proceso de creación. Hay mucha energía e intensidad que salen del lienzo proviniendo de una paleta viva.
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