He aquí una película de terror con algo que decir acerca del racismo, lo cual de entrada coloca el film en una posición de relevancia en relación a la mayoría de las producciones del género.
Igualmente, otro de los aspectos interesantes de Get Out es precisamente su distanciamiento de las normas y recursos que se han constituido en el lugar común de un cine concebido en esencia para los teenagers.
Por eso, en contraposición a esos parámetros, aquí lo que resulta efectivo e impacta al espectador es que el terror proviene de lo que se intuye, de los sonidos y la música, de la amenaza velada y de una atmosfera atemorizante.
En consecuencia, en Get Out no hay cabida para la truculencia o para el terror grotesco y horripilante al que está acostumbrado el espectador. Ello no significa que no haya sangre o varios muertos en el film, pero sí que lo que aparece en él es manejado con mesura y cierto sentido de contención, y sobre todo, sin apego a retorcidas manifestaciones exhibicionistas.
Después de un ‘opening’ escalofriante y perturbador que tiene lugar en apariencia en un suburbio de blancos de una ciudad cualquiera de Estados Unidos, la película nos introduce a la pareja protagonista.
Ellos son, Chris (Daniel Kaluuya), un joven y talentoso fotógrafo de raza negra y su novia blanca Rose (Allison Williams). Ellos están a punto de emprender un viaje de fin de semana para conocer a los padres de Rose. Es entonces cuando Chris cae en cuenta de que ella no les ha comunicado a sus padres que él es negro, y esto empieza a preocuparle por más que ella trata de disipar sus dudas con un chiste sobre el expresidente Obama.
Sus temores no hacen más que aumentar cuando al arribar a la propiedad de la acomodada familia, le llama la atención la extraña docilidad e inquietante comportamiento de dos sirvientes negros que encuentra allí. Lo que Chris no sabe, sin embargo, es que aquellas son apenas las primeras piezas de un rompecabezas que le tomara algún tiempo descifrar… si es que acaso lo logra.
Combinando la sátira social con el terror, el debutante director Jordan Peele ha logrado una rareza digna de elogios: emocionar y entretener mientras induce al espectador a cuestionar su entorno. Por cierto, el discurso del film no podía ser más oportuno dado el enrarecido clima de hostigamiento y persecución de las minorías desatado en Estados Unidos, a partir de la fulgurante y exitosa carrera política del actual presidente Trump.
Aunque en algún momento Get Out remite a uno que otro films como ‘Scream’, por ejemplo, además de que se torna un tanto predecible en su tramo final, lo que sorprende de la película es su aire de frescura, por un lado, y el hecho de que el director Peele no necesita recurrir o copiar ninguno de los referentes del genero del terror para que su película resulte impactante.
Estupenda actuación del actor inglés Kaluuya, quien ofrece el grado perfecto de vulnerabilidad, eficiencia y empatía, y de hecho, desde que éste aparece en pantalla es prácticamente imposible no sentirse identificado con él.
Muy buena caracterización también de Lil Rel Howery, a pesar de que el suyo es un pequeño rol destinado a subrayar el sentido de humor de la película, el cual dicho sea de paso, de desentona en lo absoluto con el tono general de la producción.
Como film modesto y aspiraciones sencillas, en Get Out llama asimismo la atención el hecho de que sus efectos no apabullan ni tampoco constituyen el aspecto preponderante de un film que en cambio se basa en un eficaz e impresionante manejo de la intriga y el temor en su estado simple. Por eso la película se siente orgánica y natural.
Auspicioso y prometedor debut de Jordan Peele, a quien sin la menor duda habrá que seguir el rastro.
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