El brumoso panorama que se formó inmediatamente conocida la noticia de la derrota de Hipólito Mejía en las pasadas elecciones presidenciales del 2012, empieza a despejarse con las definiciones (y decisiones) de las tropas dirigenciales que siguen al ex presidente de la República y a Miguel Vargas Maldonado, presidente del Partido Revolucionario Dominicano.
Enfrascados ambos grupos en una lucha sin cuartel desde ese entonces, con Miguel Vargas hasta el momento como vencedor institucional, Mejía y sus seguidores jugaron a la carta que se habían reservado en esta partida y saltaron la cerca para sembrarse en el terreno de una Convergencia de organizaciones que llevaría un candidato para el 2016 y sortearía las candidaturas para cargos legislativos y municipales a partir de un acuerdo cuyos criterios de nominación aún se desconocen.
Salvando la estrategia enfocada en capitalizar el liderazgo de Hipólito Mejía y su segundo a bordo, Luis Abinader, quienes asumieron la participación directa en marchas con rostro de protestas por las provincias del país –la más reciente se llevó a cabo este domingo en San Francisco de Macorís– la Convergencia no tiene un cuerpo definido, una ideología que sustente su accionar política y, mucho menos, una propuesta concreta que despertara con efectividad el entusiasmo en la gente.
Al filo de dos años para las próximas elecciones, cuando el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), organización a vencer desde cualquier punto electivo, muestra una integración y dinamismo envidiables, se acercan los tiempos límites para tomar decisiones entre los perredeístas.
La semana pasada, Miguel Vargas Maldonado se anotaba otro tanto en su racha de conquistas: Alfredo Pacheco, Orlando Jorge Mera, Eduardo Sanz Lovatón Janet Camilo y Neney Cabrera, que siempre estuvieron en el grupo encabezado por Mejía, anunciaron por separado que se «quedaban en el PRD», enviando un mensaje decidido de rechazo a la Convergencia que promueven Mejía y Abinader. El dilema de Hipólito Mejía ahora es decidirse sobre su futuro político.
Por un lado, demostrar que su liderazgo está por encima de su afiliación al Partido Revolucionario Dominicano y apoyar a candidatos independientes emanados de la Convergencia que, si ganasen posiciones tanto en los cargos congresuales como municipales, enriquecerían la teoría de que él es una opción, en el panorama que se produciría en el PRD concluido el proceso del 2016.
A su vez, Mejía cuidaría su imagen en el futuro inmediato si, como sugiere una propuesta del periodista Juan Bolívar Díaz en su análisis dominical del periódico Hoy, asume el rol de cabeza en la Convergencia, declinando sus aspiraciones a la candidatura presidencial del 2016. Sobre la sugerencia del periodista, en una nota publicada este lunes por Diario Libre, el ex presidente de la República dijo: «Yo lo voy a analizar seriamente lo antes posible y le daré mi versión».
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