Para Carlos Gardel, 20 años no eran nada –aunque sí lo son realmente– pero apegándonos a su opinión, 43 deben serlo mucho más. En medio de un mercado tan volátil como el del entretenimiento, más en Santo Domingo, que un centro de diversión sobrepase 10 años en el mercado, es motivo para celebrar en grande.
Bajo esa premisa, donde muchas discotecas no alcanzan sobrepasar ni siquiera un lustro, la más internacional, Jet Set, celebró por todo lo alto el pasado lunes su reinauguración, con una fiesta de apaga y vámonos donde se dio cita buena parte del selecto público que suele encontrar allí lo mejor de la música en la ciudad.
Jet Set permanece en el tiempo gracias a su buen ambiente, calidad de sus clientes, su oferta musical y la tradición del exquisito servicio de su personal. Hace poco más de 20 años, el centro de diversión llegó al residencial El Portal (antes estuvo justo al lado de la Coca-Cola de la avenida Independencia casi esquina Winston Churchill), gracias a la visión de Antonio Espaillat, empresario exitoso y propietario de la disco.
Pocos creían que Jet Set tendría la misma acogida cuando se mudó donde operaba antes el Cine Portal. Pero allí llegó Espaillat, con un desafío a cuesta que, hace más de dos décadas, se veía un imposible poder hacer una plaza exitosa de ese punto capitalino.
Y así, el centro de diversión número uno de Santo Domingo, reabrió sus puertas el pasado lunes en la noche. Tras 21 días sometida a un proceso de reconstrucción intenso, quienes visiten hoy sus instalaciones, se darán cuenta que está irreconocible.
«Hemos trabajado para darle un giro radical a todo lo que teníamos aquí», comentó Espaillat en conversación con PhotoNews. «Instalamos un sistema de luces de primera generación, cambiamos el sonido, el mobiliario, la tarima es mucho más espectacular y confortable. Creo que a partir de este momento, empezamos a escribir un nuevo capítulo como la mejor discoteca de la ciudad».
No es para menos y Espaillat no se queda corto en sus palabras. Jet Set está más que nueva. La fiesta de reapertura sirvió de plato de entrada para sus contertulios, con una cartelera que dejó un reto para quienes vengan detrás.
La oferta musical de la noche arrancó con el grupo Ilegales, liderados por Vladimir Dotel. Con su repertorio de éxitos, Vladi encendió la primera parte de la jornada. La gente bailó los clásicos de esta agrupación que, como el vino, con los años va mejorando.
Todo ello en las confortables instalaciones de un Jet Set que está a pedir de boca. Vladimir Dotel dejó la pista encendida pero quienes vinieron después se encargaron de seguir aumentando la adrenalina, con el swing de sus cantantes y el inmejorable repertorio de la orquesta.
Los Hermanos Rosario subieron al escenario y esa orquesta se escuchó de lo lindo, con la calidad de su sonido característico pero también amplificado por los nuevos equipos del establecimiento.
Rafa Rosario tomó el micrófono y soltó una descarga de esos merengues insuperables que esta orquesta ha venido cultivando desde el 1978 cuando salió al ruedo. Hablar sobre lo que estos «jóvenes» entregan en escena sería llover sobre mojado.
Con más de una hora de su buena música, Rafa le soltó el tizón a Fernando Villalona, quien al filo de las 3:30 de la madrugada tenía la responsabilidad de mantener el buen ambiente y la buena vibra de los contertulios que permanecían allí para disfrutar de esta gran velada.
Primero Ilegales, luego Los Rosario y para cerrar con broche de oro El Mayimbe. Antonio Espaillat, que estuvo sumamente complacido y muy feliz en la primera noche de reapertura, puede estar tranquilo en lo adelante –como siempre– porque habrá Jet Set por otros 43 años, gracias al nivel y la calidad que ha caracterizado a la más internacional de Santo Domingo.
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