El contenido del discurso del presidente correspondiente al primer aniversario del gobierno fue hecho a la medida de las circunstancias, del momento y -al margen de la morfología, la sintaxis o la estética del lenguaje- fallan quienes esperaban una rendición de cuentas, que deberá ocurrir el 27 de febrero de 2022.
La estructura de la pieza oratoria que, en secuencia lógica y siguiendo un orden jerárquico, resalta todos los esfuerzos vinculados con la inmunización de los ciudadanos, la recuperación económica y la inversión pública, no debería ser cuestionada, salvo que exista la intención de ejercer la necedad.
Sin embargo, la abundancia de promesas, con énfasis en las ambiciosas inversiones públicas, no me hizo sentido, sobre todo porque los recursos que el gobierno recauda con relación al Producto Interno Bruto (PIB), un 13% o menos, crean dudas sobre el financiamiento de las obras, a menos que exista la intención de marcar nuevos récords en endeudamiento.
Recaudar más y gastar mejor debería ser un diseño armado con inteligencia, rompiendo la tentación por los parches fiscales, que consisten en morder a las mismas fuentes desde el punto de vista tributario sin importar que puedan secarse y no impulsar al menos un análisis al portentoso régimen de exenciones que tenemos.
No sé por qué tanto rubor, prurito y resistencia a auscultar y diagnosticar el sistema de exenciones para determinar qué frutos ha dejado a la República Dominicana. Ese debería ser el comienzo de un diálogo sincero, abierto y focalizado por la reestructuración del aparato fiscal en forma progresiva.
Los privilegios fiscales interminables desbordan los límites de los modelos de incentivos en busca de objetivos de empleos, y hasta de exportaciones, para convertirse -en algunos casos- en engendros aberrantes con desvíos de recursos. Por tal razón, hay que revisar esos regímenes para que no se aniden en ellos las patentes de corso.
El otro lado perverso está en quienes adquieren licencia para evadir invirtiendo en campañas políticas, algo que los convierte en intocables, generando un daño al Estado y a los contribuyentes que cumplen.
En la terrible evasión, los persistentes ilícitos en el mercado y las exenciones hay una amplia geografía para, como dijo Marcial Najri, salir a cazar fuera del zoológico. Claro, eso requiere carácter y coraje.
Observo enunciados desarrollistas y vocación reformadora en Abinader, aunque hemos de esperar cómo traducirá las palabras en hechos para entrar al mundo de la concreción. Todo eso conlleva un costo y debemos pagarlo todos con la mayor equidad posible.
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