OTROS ÁMBITOS
Me pasaba en el periódico, me pasa ahora cuando no pasa nada (o pasa poca cosa). Es una sensación, si es que se puede catalogar como tal, terrible. Trato infructuosamente de encontrar lo inexplicable para explicar cómo se siente. De hecho, ahora, en este momento, trato de escribir luego de haber leído varias de esas interesantísimas Microrréplicas que de vez en cuando suelta Neuman en su blog.
Lo intento una y otra vez, y no sale nada. La tinta (más bien las teclas) se hace pesada. Busco en la música, en el cine de esta temporada, la de los premios, que es la mejor, pero la página sigue en ese blanco inmaculado que marea. Acabo de ver La vida secreta de Walter Mitty (The Secret Life of Walter Mitty), toda una revelación del Ben Stiller director, que también hace de protagonista. Una película entretenida… inspiradora.
Escribir no siempre es el arte de poner los puntos sobre las íes, ni mucho menos. A veces se trata de (re)escribir, escuchar una y otra vez canciones inolvidables –aún cuando la escuchamos por vez primera– como «Stay Alive» de José González, para seguir con lo de Walter Mitty.
A veces la crítica es lo que mejor me sale, o más rápido sale. Todo dependerá del mood. Del clima. Del ánimo (reiterando). Pero a veces tampoco la crítica quiere salir. Qué cosa, no. Y creo que todo es normal, como son esas malas rachas que castigan a los jugadores del béisbol, en este caso.
Lo mejor de todo (con el perdón del Gabo que decía que «a un periodista no se le pueden acabar las ideas, los temas», o algo así fue lo que dijo o escribió) es que las rachas terminan. ¿No les ha pasado? Bueno, para los que escriben, o lo intentan, como muchas veces he estado intentando últimamente.
De un tiempo acá, hace poco, escribo en un rincón rodeado de libros, mis libros. Bueno, los libros de la familia. Cuentan que eso ayuda, aunque resguardo pocos libros de auto(ayuda), y que en el momento menos inesperado puede ser que enfrente con ahínco y determinación los espacios vacíos, esos que siguen en blanco. Creo que volveré a ver Walter Mitty, sobre todo por su bellísima fotografía, su música inesperada, con tan buena vibra, su mensaje.
Sobre todo, además, porque en ella hay una buena pizca de Historia Periodística, con mayúscula. Quizás algunos puedan entender lo que trato de decir. Y a veces, uno solo escribe, y escribe. Al final, es lo que quiero, escribir.
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