Camaleónico, talentoso, sorprendentemente impredecible. Único, versátil y admirable. Son tantos los adjetivos –muy válidos, para ser justos– que servirían para describir la prolífica carrera del actor Philip Seymour Hoffman. Un profesional curtido en el teatro, nacido en Rochester (Nueva York), el 23 de julio de 1967, quien murió este domingo de manera inesperada, pero no antes sin dejar una filmografía digna de contemplación y disfrute.
Pocos recuerdan que Seymour Hoffman debutó en el cine en el 1991, en Triple Bogey on a Par Five Hole, y quizás algunos le recuerden más en sus inicios por My New Gun, que filmó al año siguiente a las órdenes de Stacy Cochran, porque en esta comedia tuvo un papel importante.
En ese mismo año haría de Matt en Leap of Faith y casi en un papel imperceptible en ese momento, se le vería como estudiante en el drama Perfume de mujer, película que llevaría a Al Pacino directo al Oscar para ganar como Mejor actor y un jovencísimo y muy de moda Chris O’ODonnell se llevaba las ovaciones.
El teatro significó mucho para Seymour Hoffman al principio de su carrera, gracias a que estuvo muy involucrado en la actuación mientras estudiaba, y posteriormente entró a la Universidad Tisch School of the Arts de Nueva York, donde se graduó en arte Dramático en 1989.
Antes de conseguir el personaje y la película que cambiaría su carrera, el actor trabajó para varios realizadores en roles de segunda. En ese período, consiguió trabajo en My Boyfriend’s Back (1993), Money for Nothing (1993) y al año siguiente compartió escena con Alec Balduin y Kim Bassinger en la película de acción The Getaway, del director Roger Donaldson.En el 1994 estuvo muy activo, gracias a los papeles que le pusieron en sus manos Szuler, The Yearling, Cuando un hombre ama a una mujer y Nobody’s Fool, protagonizada por Paul Newman. Más adelante pudimos verlo en The Fifteen Minute, Hard Eight y Twister.
Poco a poco, Seymour Hoffman fue ganándose no solo el aplauso del público sino también el respeto de la industria. En el 1997 fue fichado por el recién llegado a Hollywood, el realizador Paul Thomas Anderson, y recibió el papel que dio un giro a su filmografía: Boogie Nights. Gracias a su interpretación en este drama de 2 horas y 35 minutos, en el que trabajó junto a Mark Wahlberg, Julianne Moore y Burt Reynolds, su perfil alcanzaría valoraciones insospechadas hasta entonces.
La Academia de Hollywood no tardó mucho en reconocer su admirable talento. Todo sucedió en el 2006, cuando a Hoffman se le reservó el papel del prestigioso escritor Truman Capote, un biopic estrenado en el 2005 y dirigido por Bennett Miller que no tiene desperdicios.
Las nominaciones seguirían llegando con pausas breves, entre película y película. En el 2008 lograría su segundo pase al Oscar, por su trabajo como Actor secundario en Charlie Wilson’s War, y al año siguiente obtenía otra postulación en ese mismo renglón por su trabajo en la vibrante Duda. El Maestro (The Master) también significaría un crédito a favor como Actor secundario en el 2013.
Películas inolvidables también fueron El talentoso Mr. Ripley, Magnolia, en la que volvía a trabajar de la mano de Paul Thomas Anderson, Almost Famous, Red Dragon y Cold Mountain.
Escritor, mánager de béisbol de un equipo de las Grandes Ligas, estratega político, estudiante, sacerdote… en fin, Philip Seymour Hoffman hizo de todo en el cine, y al mismo tiempo hizo suyos una gran diversidad de personajes peculariares, únicos y sorprendentes, esos que necesita un actor de su talento para poder dejar un legado como el que solo dejan atrás los grandes.
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