Las enfermedades de las encías, también conocidas como enfermedades periodontales, pertenecen al grupo de infecciosas, pero a diferencia de otras más conocidas, no presentan síntomas en la persona que lo padece en los estados iniciales. Por este motivo, algunos expertos le han llamado “enfermedad silenciosa”. La enfermedad de las encías no tratada puede ser muy grave, haciendo que los dientes se muevan o caigan y suele generarse por la mala higiene bucal.
La gingivitis es la inflamación de las encías. La causa más frecuente es la presencia continua de un exceso de placa bacteriana sobre la misma. Los signos más comunes de su presencia son: enrojecimiento, hinchazón y sangrado de las encías. La gingivitis es una enfermedad reversible y evitable si se aplica una correcta higiene bucal.
La gingivitis no tratada provocará que la inflamación se extienda hacia la profundidad del periodonto dañando la inserción epitelial, el ligamento periodontal y el hueso alveolar. La periodontitis es la forma más grave y destructiva de esta enfermedad. Si se trata, la sintomatología desaparece y se restablecen perfectamente a las condiciones que existían antes de la enfermedad sin dejar secuelas. Si no se da el adecuado tratamiento puede transformarse en periodontitis, ya que la gingivitis no se cura espontáneamente.
La periodontitis es una patología inflamatoria de origen infeccioso que destruye el periodonto de inserción (hueso alveolar, cemento radicular y ligamento periodontal), lo que puede finalizar con la pérdida de los dientes afectados.
¿Cómo evoluciona? Si la placa de los dientes y encías no se elimina a través de un buen cuidado dental diario, con el tiempo formará una costra llamada cálculo o sarro. Cuando el sarro se forma, comienza a destruir el tejido de las encías, haciendo que sangren y se separen de los dientes. Esto se conoce como periodontitis, una forma más avanzada de enfermedad de las encías.
Con periodontitis, las encías se debilitan y forman bolsas alrededor de la base de los dientes. Las bacterias se acumulan en estas bolsas, provocando más destrucción de las encías. A medida que la periodontitis avanza, daña el tejido más profundo de las encías y, eventualmente, puede avanzar al hueso que soportan los dientes. Esto puede hacer que los dientes se muevan o caigan.
¿Cómo detectarla? Sangrado de las encías que ocurre regularmente al cepillarse los dientes o usar el hilo dental, cambio de color y textura de las encías (cuando están saludables estas se ven color rosa coral, firmes y con un punteado como “cascara de naranja”, por el contrario, si están enfermas se ven enrojecidas y abultadas), cualquier signo de desprendimiento de las encías, mal aliento, movilidad dental.
Sin embargo, la enfermedad de las encías puede ser engañosa y algunas veces puede o no causar un poco de dolor o irritación antes de tener un daño permanente en tus dientes. Es por esto que las visitas regulares al dentista son fundamentales. Con radiografías y a través de estudios, un dentista puede detectar problemas antes de que sepas que existen.
Cuanto antes descubras la enfermedad de las encías, mejor. La adopción de mejores hábitos para cepillar los dientes y usar el hilo dental puede revertir la gingivitis. Algunas veces, tu dentista también te recetará antibióticos o un enjuague bucal especial antibacteriano para resolver el problema.
Una vez que alguien desarrolla periodontitis, no resulta tan fácil de controlar. Por lo general hay una infección extendida de las encías que debe ser tratada. Esto puede requerir varios tratamientos especiales realizados por un dentista o un periodoncista (especialista en cuidados de las encías), entre estos se encuentran:
Raspado o alisado periodontal. Estas medidas de limpieza profunda implican raspar y eliminar la placa y el sarro de los dientes sobre y debajo de la línea de las encías.
Antibióticos: Estos y otros medicamentos suelen utilizarse con la planificación de raspado o alisado periodontal para detener el avance de la infección y la inflamación en la boca.
Cirugía: Los casos avanzados de periodontitis pueden requerir que un dentista abra y limpie las bolsas en las encías enfermas, luego suture las encías en su lugar para que recubran los dientes.
Injerto óseo o gingival. Si los tejidos están muy dañados el injerto reemplaza el tejido enfermo y ayuda a sujetar los dientes, dándoles una mejor apariencia.
Consejos de higiene. Cepilla los dientes tres veces al día y usa el hilo dental todos los días. Si no estás seguro de la técnica de cepillado y uso de hilo dental, tu dentista te puede guiar dándote instrucciones adecuadas de higiene oral.
Cambia tu cepillo dental al menos cada 3 meses; un cepillo dental gastado puede dañar tus encías. También las cerdas suaves de los cepillos evitan irritar los tejidos blandos.
Asegúrate de utilizar una pasta dental que contenga flúor.
Utiliza un enjuague bucal adecuado.
Come saludable.
El cuidado dental regular es muy importante para ayudar a mantener la boca saludable. Se debe visitar al dentista por lo menos dos veces al año para un cuidado de rutina, especialmente de limpieza. El dentista puede eliminar la placa endurecida y todo el sarro que no se puede eliminar con el cepillo de dientes o el hilo dental.
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