«Buscando el peso» sirvió para dar un paso adelante, subir otro escalón en la ascendente carrera del imitador Juan Carlos Pichardo. El Escenario 360 acogió el pasado viernes la segunda función de este show que a las 9:50 de la noche inició con Jochy Santos como presentador, quien en su breve participación soltó algunos chistes sin restarle espacio –ni protagonismo– al artista de la noche.
Jochy dejó el escenario y en la pantalla se presentó un sketch recreando las típicas conductas de nosotros los dominicanos en diferentes situaciones, que funcionó muy aunque puede ser más breve y culturalmente menos lacerante. Pero bien, el humor necesita de esos aderezos conductuales, para alimentar su propuesta.
Terminada esta introducción –en general muy efectiva– sale Juan Carlos y de inmediato suelta el brazo, para lanzar rectas al centro y abanicar chistes y cuentos que conectan con el público que abarrotó el escenario por segunda ocasión. Toda una hazaña en estos tiempos con una cartelera humorística tan frecuente en casi todos los aforos.
Acompañado de una banda de siete músicos y dos coristas, Pichardo apela a Enrique Iglesias para iniciar un recorrido por su variado repertorio que no falla en ningún momento.
Arrancó a todo lujo, porque su imitación del artista español le sale casi a la perfección y desde ese instante, recorre con elegancia sus mejores jugadas. Luego vino Toño Rosario –con canción improvisada sobre una propuesta que vino del público–, y de ahí evocó a un Wason Brazobán que fue el invitado sorpresa que no pudo llegar y luego echó manos a una canción de Eddy Herrera que participó en la primera función de su espectáculo.
Echó a un lado a las figuras dominicanas para abordar reconocidas voces de América Latina, como el guatemalteco Ricardo Arjona, a quien combinó con el italiano Eros Ramazotti, pasando a los mexicanos de Camila y concluyó este segmento con el argentino Leonardo Fabio.
La gente aplaudió en grande cuando Juan Carlos cerró esta parte de su espectáculo y ahí soltó esa sonrisa cómplice cuando un artista se sabe que la noche le regalará un éxito merecido cuando baje el telón más adelante.
Sus imitaciones son intercaladas con cuentos y chistes que le permiten descansar la voz, porque Juan Carlos no hizo pausa en más de una hora que duró el show. Se arriesgó imitando a Anthony Ríos, por vez primera, y fue un momento cumbre gracias al respeto que sienten los dominicanos por este cantautor y por lo bien que pudo hacerlo Pichardo.
Personajes pintorescos y voces peculiares y famosas no podían faltar en un segmento que arrancó aplausos y carcajadas. Todo inició con el locutor Carlos Cepeda Suriel –voz oficial de la Lotería Nacional– y por ahí siguió Consuelo Despradel, Cristian Casablanca, Alvarito Arvelo (quizás la imitación menos lograda que Juan Carlos debe sacar de su repertorio), Roberto Cavada, Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Fello Suberví y Jaime David Mirabal, para cerrar esta última combinada con Joaquín Sabina.
El show incluyó un featuring entre Omega y Adrián Romero, para seguir con la imitación de los dos tipos de DJ: ese que no deja escuchar una canción por sus constantes interrupciones y el otro pinchador de platos de música electrónica. Qué bien quedó eso.
Era tiempo de cerrar la noche, pero antes echó manos a Cosculluela y a un dembow básico en referencia a lo básico que son muchos de los intérpretes de este estilo urbano. Fue cuando Juan Carlos invitó a subir al escenario a Black Point que se encontraba en el público. Improvisaron de a poquito y así se despidió con elegancia, dejando detrás una fuerte ovación de la audiencia.
Fue una noche de revelación. Es cuando uno ve en escena a un artista con varios años en el oficio y puede constatar que todavía hay espacio para seguir creciendo y subiendo otros peldaños en el show business. ¿Podría Juan Carlos Pichardo ser el próximo Julio Sabala? La pregunta es un poco audaz, sobre todo por lo alto que voló el «imitador inimitable», como se le denominó a Sabala, pero Juan Carlos es un imitador con gracia, talento y un futuro prometedor. Quizás lo que pueda alcanzar en lo adelante irá de la mano de sus aspiraciones y su visión profesional. Todavía hay que esperar un poco más para saberlo.
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