James Gandolfini nació en Italia en el 1961. Murió de repente, fulminado por un ataque cardiaco, el miércoles 19 a los 51 años. Su filmografía registra 51 películas. Entre todas las producciones en que participó, no hay duda que siempre se le recordará como Tony Soprano, el mafioso despiadado, mujeriego, desconfiado –a veces consecuente– de la megaserie de televisión de HBO: Los Sopranos.
Como sucede con los debutantes, pocos recordarán que inició su carrera en 1987 con un papel en Shock! Shock! Shock, una comedia de horror y suspenso, dirigida a dos manos por unos tales Arn McConnell y Todd Rutt. Desde ese entonces, Gandolfini iba y venía en productos de segunda y tercera categoría, incluyendo breves apariciones que ni siquiera ganan menciones en los créditos. Fue el caso de su participación en la explosiva El último boy scout de Tony Scott (hermano de Rider), que protagonizaron en el 1991 Bruce Willis y Damon Wayans.
En 1992, interpreta a Tony por primera vez, pero a Tony Baldessari, en Un extraño entre nosotros (A Stranger Among Us), y en el 1993 su rostro aparece por primera vez en el afiche de una película: Italian Movie.
Los proyectos empezaron a llegarle a Gandolfini de manera más regular. En el 1993 tuvo un año activo, actuando en tres producciones diferentes, haciendo de Billy Coyle en Money for Nothing, volviendo a trabajar para Tony Scott en True Romance y compartiendo roles con Matt Dillon, Annabella Sciorra y Mary-Louise Parker en la comedia Mr. Wonderful.
En los 90, James Gandolfini empezaba a moldear su nombre en la industria del cine. Vendrían proyectos como Angie y Terminal Velocity (ambas de 1994), y en 1995 filmaría Le nouveau monde, Crimson Tide y Get Shorty. Interpretó un año después a Eddie en El jurado y a Joey Allegretto en Night Falls on Manhattan, momento en que su carrera recibiría el empuje definitivo, aunque participando en películas, pero no para el cine
Entre el 1996 y el 1999, año en que empezaría la transmisión de Los Sopranos, a Gandolfini se le puede ver en Columbus Day y en She’s So Lovely. Hizo, además, un episodio de la serie de televisión Gun en el 1997.
El 10 de enero de 1999, la cadena de televisión HBO transmite el primer episidio de su mítica serie Los Soprano, un proyecto que se extendió por 86 episodios durante sus ocho años en antena. Sin duda, una de las series más exitosas de la historia, en la que participó un elenco de primera, en la que su guionista y creador David Chase dibujó los dramas y las interioridades de una familia mafiosa liderada por Tony, ese hombre que como los de su clase, no le temblaba el pulso para matar, pero que debía recibir terapia de una sicóloga para entender sus desórdenes mentales.
Los Soprano se convirtió en poco tiempo en la serie preferida del público, gracias a un trabajo superbo de su elenco coral, en el que asistimos a interpretaciones únicas cortesía, por ejemplo, de Edie Falco (Carmela), Michael Imperioli (Christopher), Dominic Chianese (Jr. Soprano), Tony Sirico (Paulie), Robert Iler (A.J. Soprano), Steven Van Zandt (Silvio Dante) o Jamie-Lynn Sigler (Meadow). Solo algunos de las riquísimas y penetrantes personalidades que se recrean en cada uno de sus episodios.
Pero fue Tony Soprano el más popular de todos, definitivamente. Y ahí el crédito va para un James Gandolfini que no podrá ser desvinculado de su alter ego cinematográfico. Un coñazo de serie inagotable, imperdible, inolvidable que en ocho años ganó cinco Globos de Oro, y otros 91 galardones, más 212 nominaciones a diferentes premiaciones, según recoge la web de imdb.com.
El cine era el arte para Gandolfini, que murió precisamente cuando participaría en el Festival Taromina de Sicilia. Entre sus interpretaciones más recientes están Where the Wilds Things Are, El mexicano y Killing them Softly. Si en Los Sopranos inmortalizó a Tony, el actor se pasó al lado de los buenos cuando la directora Kathryn Bigelow le fichó para su potente drama sobre el asesinato de Osama Bin Laden en La noche más oscura (Zero Dark Thirty), en la que encarnó al director de la CIA.
Así fue la vida de James Gandolfini en el cine. Un actor medio camaleónico, medio eternizado por esos papales que ni con la muerte pueden ser olvidados.
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