En República Dominicana no producimos petróleo, pero lo que sí producimos es mucho más profundo y significativo: producimos cultura, música, literatura, y orgullo nacional que resuena en todo el mundo. Nuestro merengue y bachata no son solo géneros musicales, sino símbolos de identidad y patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), marcando además presencia en el prestigioso libro mundial de los Récords Guinness. Estas expresiones musicales no solo nos representan, sino que han elevado el nombre de nuestro país en los escenarios más importantes del mundo.
En el ámbito deportivo, somos una potencia que, a pesar de nuestro tamaño, ha sabido destacarse. Desde el béisbol hasta el atletismo, hemos producido atletas de talla mundial, como Juan Marichal, Pedro Martínez, Vladimir Guerrero, David Ortiz, Félix Sánchez y Marileidy Paulino., quienes nos llenan de orgullo con sus victorias en grandes ligas y olimpiadas.
Nuestra literatura, encabezada por figuras como Pedro Mir, Aida Cartagena, Pedro Henríquez Ureña, ese insigne humanista que logró reconocimiento a nivel internacional y Salomé Ureña, ha dejado huella en la historia de las letras. Además, no podemos olvidar nuestros avances económicos, que según los últimos informes del Banco Mundial y el Banco Central, somos uno de los países con mayor crecimiento en la región, con un entorno favorable para las inversiones, destacándonos por nuestro desarrollo en turismo, zonas francas, entre otros sectores.
Elevamos mariposas por la belleza de paisajes sorprendentes, como los que se pueden apreciar en la región este, Punta Cana, Samaná, la joya de la corona de las playas dominicanas: Bahía de las Águilas, la perla del Sur, Barahona, junto con la riqueza histórica de Santo Domingo, la primera ciudad del Nuevo Mundo, son fuentes de gran orgullo.
Y si hablamos de gastronomía platos emblemáticos como el sancocho, la bandera dominicana (arroz, habichuelas y carne) y el mangú son parte esencial de la identidad culinaria que los dominicanos valoramos y compartimos con el mundo.
En dominicana no producimos petróleo, pero sí talento, arte y cultura, y eso es más que suficiente para llenar de orgullo a cada dominicano.
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